Un grupo de vecinos brindó una emotiva despedida al último avión de transporte Fokker F-27 de la Fuerza Aérea Argentina, mientras los tripulantes no paraban de sacarle fotos.

‘Despedir a este avión tan austero y tan querido produce una gran emoción, y también un dejo de tristeza’, confesó Norma Carbonell, quien durante 31 años se desempeñó como gerente de Líneas Aéreas del Estado (LADE), en Ushuaia.

Con 50 años de servicio, la Fuerza Aérea despide al Fokker F-27, con 150 mil horas de vuelo, que incluyeron operaciones durante la guerra de las Islas Malvinas. Ayer mismo dejó la ciudad rionegrina de Bariloche el último Fokker F-27, en el marco de su vuelo de despedida, en el que realizó escalas en 19 localidades, que conectó a lo largo de sus años de servicio en Líneas Aéreas del Estado.

Tras haber llegado el miércoles pasado a Ushuaia y el jueves a Bariloche, desde la localidad de Esquel, partió ayer por la mañana rumbo a Neuquén, última ciudad de su escala patagónica. Luego planeaba dirigirse hacia la provincia de Buenos Aires.

Este avión, de fabricación holandesa, ha realizado en Argentina tareas de lanzamiento de paracaidistas y de carga, como así también búsqueda y salvamento, transporte y misiones humanitarias. La Fuerza Aérea organizó un periplo de despedida del F-27 recorriendo casi 11 mil kilómetros uniendo 19 ciudades del país.

El sistema aéreo Fokker ha unido históricamente al sur argentino a través del servicio de Líneas Aéreas del Estado (LADE). Ha transportado una gran cantidad de pasajeros, en muchos casos, pobladores de la zona que por trabajo o tratamientos médicos debían trasladarse de una ciudad patagónica a otra.

El F-27 es un avión turbohélice de 23 metros de largo y 29 metros de envergadura, con capacidad de hasta 44 pasajeros y 5.000 kilos de carga, alcanzando una velocidad de 450 kilómetros por hora. Las aeronaves fueron adquiridas en la década del ’60 en la Fuerza Aérea Argentina, y cubrieron la ruta aérea entre el continente y las Islas Malvinas antes de la guerra de 1982, trasladando a los isleños.

Durante el conflicto bélico con Gran Bretaña realizó más de 300 misiones, entre el traslado de tropas, insumos y armamento.

‘En 1993, en Río Gallegos, aterrizamos sin la rueda de nariz. Otra vez, acá en Ushuaia, bajamos con 40 pasajeros y un solo motor’, rememoró un operario de LADE mientras extendía sus brazos como las alas de la máquina.

El piloto aeronáutico Carlos Pérez, de vasta trayectoria en Tierra del Fuego, recordó que como Ushuaia no tuvo pista asfaltada hasta mediados de los años 70, el F-27 aterrizaba sobre ripio y en una extensión de 1000 metros. ‘La gente lo tiene presente porque iba donde otros no llegaban’, concluyó Pérez.

El poblador patagónico ‘respeta y quiere’ tanto a la línea aérea como a esta aeronave porque ‘sabe lo que ambos han hecho para mejorarle la vida en sitios tan distantes e incomunicados’, afirmó Carbonell.

La nave parecía sentir el afecto de una región completa mientras apuntaba, firme, rumbo a las montañas que lo vieron marcharse por última vez. Télam y DyN