Un equipo de científicos de Argentina, Europa, Estados Unidos y Latinoamérica encontró una nueva especie de dinosaurio que hasta el momento no se conocía. Fue durante una expedición que duró 20 días y se realizó en la zona conocida como Cerro Barro, a 70 kilómetros de la localidad de Gastre. Los restos tienen una antigüedad de 190 millones de años y pertenecen al período Jurásico, del que poco se conoce.

La expedición fue organizada por el Museo Egidio Feruglio de Trelew y se llevó a cabo desde el 16 de noviembre al 5 de diciembre pasado. El hallazgo constituye un importante avance científico para determinar cómo era la vida en aquellos tiempos en esa zona de la Patagonia: clima más cálido y húmedo, con una flora muy diferente a la actual en la que predominaba la araucania. Junto a los dinosaurios se encontraron también una gran variedad de restos de reptiles voladores aparentemente pertenecientes a la misma familia.

Diego Pol, director del departamento dinosaurios del museo Feruglio contó que esta especie de dinosaurios cuadrúpedos y hervívoros “dominaron en la zona en el Jurásico, una época en que los mamíferos no existían”. Y agregó: “Estos hallazgos nos permiten ir conociendo cómo era la vida entonces, respecto a un período del que no se tienen muchos datos”.

“En la expedición se encontraron restos de tres animales. Pero ninguno completo. “De todas maneras tenemos gran parte. Esqueleto, patas traseras y delanteras, cintura y columna vertebral lo que nos permite tener una buena idea de cómo eran”, dijo Pol.
En total se trajeron al Feruglio 15 bloques de roca con hueso en su interior, con un peso aproximado de una tonelada.

La campaña fue financiada por la Sociedad Científica Alemana (Deutsche Forschungsgemeinschaft) y por el Museo de Munich. También participaron la doctora. Laura Codorniú, paleontóloga de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas y Naturales de la Universidad de San Luis e investigadora del CONICET, junto a la licenciada Guillermina Giordano. Los investigadores Santiago Bessone y José Luis Garballido. Y también el curador del Museo de Munich, Oliver Rauhut.

En tanto el equipo de los paleobotánicos contó con especialistas como Kirk Johnson del Museo de Denver, Peter Wilf de Pennsylvania State University, Alejandra Gandolfo Nixon de Cornell University (Estados Unidos) y Ari Iglesias de la División Paleobotánica de la Facultad de Ciencias Naturales, de la Universidad Nacional de La Plata e investigador del CONICET, quienes realizaron un hallazgo excepcional a unos kilómetros de donde trabajaron los especialistas en vertebrados. Encontraron la fructificación de la estructura reproductiva del eucaliptos, proveniente del jurásico lo que echa por tierra la teoría de que este árbol fue traído desde Australia por los colonizadores.

Detalles de la expedición
Los trabajos se realizaron en dos grupos, divididos en vertebrados y botánicos, en la zona denominada Cuenca de Gastre, ubicada a 600 kilómetros al Noroeste de Trelew. En el Cerro Bayo Chico, los especialistas en vertebrados encontraron restos de tres esqueletos de dinosaurios muy probablemente del tipo prosaurópodos.

Estos dinosaurios eran de enormes proporciones, presentaban un característico cuello largo, una cabeza pequeña, patas gruesas, una cola robusta y vivieron en la zona hace aproximadamente 190 millones de años edad que corresponde al Jurásico inferior de la Era Mesozoica.

Durante la prospección en el Cerro Barro, cerro vecino a la zona donde se encontraron los dinosaurios, y en el último día de campaña se encontraron varios huesos pertenecientes a diferentes esqueletos de pterosaurios o reptiles voladores. Estos reptiles voladores aparentemente son más primitivos que los encontrados en la provincia de San Luis y de menor tamaño: probablemente medían entre 1 o 1,50 metros, mientras que los de San Luis alcanzaban los 3 metros de envergadura alar.

Este hallazgo es importante para la Argentina ya que existen escasos registros de pterosaurios en nuestro país, fundamentalmente debido a que estos animales poseían los huesos huecos, para alivianar el peso y favorecer el vuelo.