El papa Francisco le autorizó ayer al cardenal Marcelo Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, la promulgación del decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión del beato Artémides Zatti, conocido como el enfermero santo de la Patagonia o el enfermero de los pobres.

El milagro es la "curación inexplicable" en 2016 de un hombre en Filipinas que sufrió un accidente cerebrovascular, que derivó en otras complicaciones. Su hermano, coadjutor salesiano en Roma, había pedido por la recuperación del hombre, y el mismo día en que fue ingresado en el hospital, se puso a rezar por la intercesión del beato Artémides.

Zatti había sido beatificado por el papa Juan Pablo II en 2002, por un milagro que lograron confirmar dos años antes los médicos de la Congregación de los Santos en Roma, se publicó ayer en el Boletín Oficial del Vaticano.

En 1976, el pariente de los pobres, como también lo llamaban, comenzaba su camino de santidad en la Conferencia Episcopal Argentina, luego de que en 1980 fuera declarado Siervo de Dios. Don Zatti murió el 15 de marzo de 1951, tras varios días de agonía. Había dedicado sus últimos 50 años a los enfermos de la capital rionegrina, Viedma, que eligió para vivir y morir, para cumplir la promesa de dedicar su vida a Dios si lograba curarse de la tuberculosis.

Dirigió el hospital salesiano San José, que se erigía en el mismo lugar donde hoy se edifica el obispado de Viedma, y alcanzó a trabajar unos pocos años en el nuevo nosocomio, que lleva su nombre.

Apasionado. La documentación que acreditaba una de las pasiones de Artémides Zatti: la enfermería.

Zatti nació en la localidad italiana de Boretto el 12 de octubre de 1880. A los nueve años ya se ganaba el jornal como peón. Obligada por la pobreza, la familia Zatti, a principios del 1897, emigró a Argentina y se estableció en Bahía Blanca. Artémides comenzó enseguida a frecuentar una parroquia dirigida por salesianos, encontrando en el párroco Carlos Cavalli, su director espiritual. Fue este quien lo orientó hacia la vida salesiana, y tenía 20 años cuando entró en el aspirantado de Bernal.

Asistiendo a un joven sacerdote enfermo de tuberculosis, contrajo esta enfermedad. Cavalli hizo que le buscaran la Casa Salesiana de Viedma, de clima más propicio, y donde había un hospital misionero con un estupendo enfermero salesiano que hacía prácticamente de "médico", el padre Evasio Garrone.

Este invitó a Artémides a rezar a María Auxiliadora para obtener la curación, sugiriéndole que hiciera esta promesa: "Si Ella te cura, tu te dedicarás toda la vida a estos enfermos".

Artémides hizo tal promesa; y se curó misteriosamente, por lo que luego renunció al sacerdocio y se consagró totalmente al hospital: en 1913 murió el Padre Garrone, y asumió toda la responsabilidad del centro sanitario.

Fue vicedirector y administrador. Su servicio no se limitaba al hospital sino que se extendía a Viedma y Patagones. En 1950, el enfermero cayó de una escalera y fue en esa ocasión cuando se manifestaron los síntomas de un cáncer que él mismo diagnosticó. Continuó, sin embargo, cuidando de su misión todavía un año más, hasta que tras sufrimientos heroicamente aceptados, murió el 15 de marzo de 1951, rodeado del afecto de la población.