Esta vez el celeste y blanco de la bandera nacional le robó el protagonismo al amarillo PRO que quedó relegado entre los miles de militantes que se acercaron hoy a la porteña Plaza del Congreso al grito de ‘sí, se pudo‘ para presenciar la jura del flamante presidente, Mauricio Macri.
Entre las miles de personas que se agolparon frente al Parlamento nacional confluyeron PRO puros, radicales, trabajadores de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), que dirige Gerónimo ‘Momo‘ Venegas, y los curiosos que simplemente quisieron ser parte de un día histórico.
El Presidente llegó al Congreso a las 11:30, antes de lo previsto por los organizadores, y su primer discurso presidencial terminó minutos antes de las 12:15, cuando finalmente le dio el gusto a la militancia y salió a saludarla alzando su brazo derecho.
La ausencia de la ex presidenta Cristina Fernández pasó más desapercibida entre los funcionarios que llegaron al Palacio Legislativo que entre los seguidores macristas, quienes en varias oportunidades se acordaron de ella y la invitaron a seguir la jura ‘por TV‘.
Entre las postales de la militancia resaltó la presencia de María Luisa, que llegó al Congreso con un ‘mono‘ verde a lunares, unas gafas azules, una capelina de paja y los labios rojos para darle un beso ‘al churro de Macri‘.
Cerquita de ella estaba Beatriz, una venezolana que llevaba una banderita de su país en la derecha y otra de Argentina en la izquierda, y que le contó a DyN que acomodó sus vacaciones en Buenos Aires para estar presente en la jura de Macri, al que definió ‘como una esperanza de cambio para que se termine con los populismos en Latinoamérica‘.
Aunque había trascendido que Macri quería un Cadillac descapotable para trasladarse el día de su asunción, finalmente lo hizo en una camioneta Volkswagen Touareg blanca junto a su mujer Juliana Awada y escoltado por 500 granaderos a caballo y personal de ceremonial. Esta vez el amarillo cedió espacio al celeste blanco que se apoderó de las calles y de la Plaza del Congreso, donde una bandera de la Argentina cotizaba entre 50 y 100 pesos.
La Policía Metropolitana -creación insignia del macrismo- no desentonó: en sus motos último modelo también llevaban banderas con los colores patrios. Entre la muchedumbre se destacó una fuerte presencia de jóvenes radicales de distintas provincias, pero lo que más sorprendió fue la gran asistencia de cordobeses que viajaron 800 kilómetros para estar el día de la jura de Macri.
La impronta cordobesa se sintió en el fernet que pasó de mano en mano entre la muchachada, pero también en la algarabía que se desató cada vez que los organizadores musicalizaron la espera con temas de ‘la Mona‘ Jiménez o de Rodrigo.
Esta vez, el ya tradicional ‘sí, se puede‘ le cedió protagonismo al ‘sí, se pudo‘: fue con ese cantito que le dieron la bienvenida al líder del PRO una vez que bajó de su auto y caminó por la explanada del Parlamento para concretar la jura frente a la Asamblea Legislativa.
Los militantes presenciaron el primer discurso presidencial de Macri desde una pantalla gigante colocada en el frente del Congreso y tuvieron sus ‘picos de exaltación‘ cada vez que el jefe de Estado aludió solapadamente al kirchnerismo o cuando aseguró que ‘iba a combatir la corrupción‘.
Los funcionarios del gabinete macristas entraron por las puertas de Combate de los Pozos y Entre Ríos y quien -para sorpresa de unos pocos- generó más ruido fue la diputada nacional Elisa Carrió, que provocó tal alboroto que su seguridad personal casi termina a las piñas con los efectivos presentes en el Congreso.

