El fallo contra Juan Diego Escobar Gaviria suma un nuevo sentenciado a la lista de ocho curas que ya fueron encontrados culpables de abuso sexual a menores en Argentina. Ni siquiera el sacerdote Julio César Grassi -condenado a 15 años de prisión por el abuso de un menor- recibió una pena tan alta. El antecedente más cercano es el de Héctor Pared, condenado en marzo de 2003 a 24 años de prisión por abuso sexual agravado y corrupción de menores en un hogar de la localidad bonaerense de Florencio Varela. El cura sólo cumplió pocos meses de la sentencia, ya que en septiembre de ese año murió y fue entonces cuando sus víctimas se enteraron que tenía VIH, un dato que había sido ocultado por el cura y el servicio penitenciario. Desde que en 2012 estalló el caso Grassi en Argentina 65 miembros de la Iglesia católica fueron denunciados por presuntos abusos. De todos ellos, sólo fueron condenados ocho. Los abusos cometidos por el sacerdote Grassi marcaron un punto inflexión que tuvo un efecto cascada, ya que desde entonces se denunciaron más de cuatro casos por año. Pero ese efecto no tuvo correlato dentro de la Iglesia. Sólo tres sacerdotes de esa lista fueron condenados con la máxima pena que puede recibir un cura, la expulsión del sacerdocio. Se trata de José Mercau y Cristian Gramlich, ambos de la localidad bonaerense de San Isidro, y Miguel Angel Santurio, de Misiones. Hoy, Grassi, con una sentencia firme de la Corte Suprema de Justicia, puede, si lo quisiera, dar misa y ejercer las funciones de cualquier cura.