En la noche de ayer, el presidente Alberto Fernández llamó al vicegobernador de Tucumán Osvaldo Jaldo. Esa llamada fue el principio de la negociación para destrabar la llegada del gobernador Juan Manzur al gobierno nacional para asumir la Jefatura de Gabinete en reemplazo de Santiago Cafiero.

Manzur y Jaldo están enfrentados políticamente. Es más, compitieron en listas separadas (el primero como senador suplente, y el segundo como candidato a diputado) y hacía seis meses que no se reunían, encuentro que finalmente tuvo lugar durante la mañana de hoy en la sede del gobierno provincial para definir las condiciones de la sucesión del poder en Tucumán.

Tras la reunión, Jaldo señaló: “El presidente ha tenido una gran consideración al reconocer a la provincia de Tucumán y a la figura de nuestro gobernador. Al ausentarse el señor gobernador, quién se hará cargo del Poder Ejecutivo será el que habla. Así, mientras dure la licencia que acaba de salir a la Legislatura y que será tratada hoy mismo”.

“Nuestro gobernador tiene que irse lo más tranquilo posible”, aseguró el vicegobernador tucumano.

En el enroque en el poder provincial incluyó negociaciones para, entre otras cuestiones, modificar la estructura de autoridades en la Legislatura provincial; también la unificación de los bloque parlamentarios peronistas que se habían separado por la disputa.

“Si en una familia que son cuatro o cinco hay diferencias, ¿cómo no va a haber diferencias en el partido justicialista de Tucumán, que somo tantos; parte de esas diferencias las hemos limado en las internas partidarias”, puntualizó Jaldo.