Fue todo un dato que reavivó la esperanza de que la presidenta Cristina Fernández vuelta al tradicional Tedeum del 25 de Mayo a la Catedral porteña. La asunción formal de monseñor Mario Poli ayer como arzobispo de Buenos Aires, y sucesor de Jorge Bergoglio en la sede primada, contó con una fuerte presencia de funcionarios kirchneristas, encabezados por el vicepresidente, Amado Boudou.

Poli tomó las riendas del Episcopado bonaerense en el marco de una misa en la Catedral metropolitana.

La presidenta Cristina Fernández, ausente por estar en Venezuela, ordenó a Boudou encabezar la comitiva gubernamental, en otro gesto para acercar a la Iglesia tras la elección del papa Francisco.

El flamante primado hizo un llamado para que pastores y pueblo fiel hagan ‘juntos el camino de la evangelización‘ y, tras destacar el ‘renovado gozo‘ de muchos argentinos de pertenecer a la Iglesia a raíz de la elección de Bergoglio como papa, invitó a ‘ofrecer la riqueza del Evangelio a los que viven, trabajan en la Ciudad, de tal manera que conozcan a Dios Padre y sus dones de justicia, amor y paz‘.

‘Que no me falte en este servicio el amor a los pobres, sufrientes y excluidos, que inspiró a nuestro patrono, el obispo San Martín de Tours, quien supo remover de su corazón toda indiferencia‘, sostuvo en una misa concelebrada por decena de obispos que llegaron desde Pilar en micros tras el plenario episcopal y cientos de sacerdotes.

Las parroquias porteñas, que suspendieron sus actividades, recibieron al mediodía al nuevo pastor porteño con el repicar de las campanas y cuatro horas después se realizó la ceremonia en la que Poli tomó posesión de la cátedra episcopal e inicio de su gobierno pastoral como duodécimo arzobispo de Buenos Aires.

La ceremonia comenzó en el interior de la catedral, donde el prelado fue recibido por los obispos, sacerdotes, diáconos y seminaristas. Al ingreso, el vicario general, monseñor Joaquín Sucunza, le presentó el crucifijo, al que Poli besó. Seguidamente, se le entregó la llave de la catedral, de la cual es su primer titular, y tras visitar al Santísimo Sacramento, comenzó la procesión hasta el frente de la catedral, donde se hizo la celebración eucarística.

El nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, inició la ceremonia con un mensaje en el que le pidió a Poli que ‘enseñe y cuide al pueblo de Dios mostrándose como ejemplo de caridad del sumo y eterno pastor de nuestras almas‘. También dio la bienvenida y saludó al primado como representante del Papa, quien, aseguró, ‘nos acompaña desde Roma‘. Luego entregó al canciller de la curia, monseñor Fernando Risotto, la bula en la que el Papa argentino autoriza a Poli a ‘tomar posesión de esta sede arzobispal de Buenos Aires‘.

El momento culminante fue cuando Poli se sentó -en medio del repique de campanas- en la ‘cátedra arzobispal‘, el sillón donde preside las celebraciones el arzobispo, que por única vez se trasladó desde el interior del templo mayor hasta el altar levantado frente a la Plaza de mayo.

En tanto, monseñor Sucunza transmitió el saludo de cercanía de obispos, sacerdotes, laicos y ‘con especial énfasis‘ de los enfermos, los que sufren y los que están detenidos en las cárceles, quienes ofrecieron sus oraciones y sufrimientos por el ministerio del nuevo arzobispo.

Boudou estuvo acompañado por el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; de Educación, Alberto Sileoni; de Justicia, Julio Alak; y de Producción, Debora Giorgi, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; y el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, un católico práctico con aceitados vínculos eclesiásticos. También asistieron el gobernador de La Pampa, Oscar Jorge, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, la vicejefa María Eugenia Vidal y otros funcionarios y diputados.