Buenos Aires, 8 de junio.- "Será una gran injusticia", dijo Grassi sobre una eventual condena, luego de enfrentar un juicio que duró casi diez meses y que finalizará el próximo miércoles, cuando el Tribunal Oral 1 de Morón defina si sentencia al cura a penas de hasta 37 años de prisión, como pidieron los acusadores.
También dijo que si lo llegan a absolver no buscará
"venganzas" ni "revanchas", y afirmó que él siente la misma indignación que el Papa cuando escucha casos de eclesiásticos que abusan de menores.
"A mí me provoca el mismo escándalo, dolor de espíritu y de
condena que tiene el Papa con estos casos. Me duele estar
involucrado en uno de ellos de manera injusta", añadió.
En una entrevista a 48 horas del veredicto, Grassi aseveró que tiene todo el respaldo de sus superiores en la Iglesia Católica y afirmó que el arzobispo de la ciudad de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, cree en su inocencia.
"La Iglesia ha sido mi apoyo. La Iglesia no sólo está formada
por los obispos, sino por el laicado. Me siento apoyado por los
fieles y sacerdotes. Porque sobre todo creen en mí, salgan o no
mediáticamente", dijo.
Cuando le preguntaron si le hubiera gustado un apoyo más
contundente de parte de Bergoglio, Grassi afirmó: "Hablo con él, me apoya mucho espiritualmente y me cree".
Y aclaró que prefiere que el arzobispo lo apoye de una manera
silenciosa o tácita "para que nadie diga que sale a presionar la
Justicia".Según explicó, "que una figura tan fuerte y tan prestigiosa, tan creíble de tanta entereza que salga a defenderme públicamente, siendo parte de mi defensa, se hubiera mostrado como una presión a la justicia".
Señaló además que "los jueces pueden ser católicos y de
repente sentir una presión desde el punto de vista por la palabra de un arzobispo", así que "es mejor esta posición: ser prudentes a nivel público y desde el punto de vista personal mantener el cariño, la compañía y la credibilidad".
Frente al veredicto que pueden dictar los jueces, Grassi
afirmó que si es absuelto no estará en él "para nada, buscar revancha ni venganza".
"En estos temas no estoy. Soy ministro del perdón, de la
eucaristía, de la reconciliación, del amor", afirmó.Aclaró que -en ese escenario- se dedicará "a reconstruir la Fundación" Felices los Niños y "trabajar por el bienestar de los chicos abandonados, que es el por qué de mi vocación sacerdotal".
Grassi se negó a pensar en una veredicto condenatorio, tras
explicar que ya le alcanzó haber estado tras las rejas en octubre de 2002, cuando estalló el escándalo y se resolvía su procesamiento, para saber lo que es estar encerrado.
"Lo viví y es un dolor grandísimo, una injusticia terrible
se me ha tratado bien, pero ha sido un momento estar ahí como en una caja de zapatos es terrible; (un veredicto condenatorio) no lo imaginé ni lo quiero pensar", aseveró.
Según dijo, "evito ese pensamiento no sólo por sanidad mental
sino porque sentirse inocente es ser inocente".
Sobre el final de la entrevista, Grassi cerró la entrevista
diciendo: "Estoy viviendo un momento límite de mi vida".
"Lo que quiero pedirle a aquellos que me creen, es que recen
por mí. A los que están en duda, que vean la realidad, que
escuchen, que no se dejen llevar por titulares porque se van a dar cuenta de la verdad. Y aquellos que no me creen que al menos traten de ver la obra y apoyen a los chicos de la Fundación porque no tienen ninguna responsabilidad de este juicio, de este armado, de esta causa que está viviendo su papá", añadió.