Hace 200 años el barón alemán Karl von Drais inventaba la bicicleta, un acontecimiento que adquirió una significación y trascendencia histórica que lo sitúa en la actualidad con una vigencia sin precedentes y como el medio de transporte más sano, ecológico, económico y placentero, por lo que Alemania celebra la fecha con distintas exposiciones en diversas ciudades del país.

La invención de esta máquina en 1817 permitió responder a numerosas crisis económicas de la época, pero Drais murió en 1851 empobrecido y lleno de enemigos por su apoyo a movimientos revolucionarios burgueses que lo llevaron incluso a renunciar a su título nobiliario.

‘La idea principal del invento surgió del patinaje en el hielo‘, dijo el barón en una frase que recoge una exposición en la ciudad alemana de Mannheim y que sería la única que da pistas sobre las reflexiones de tipo técnico que hizo antes de su invento.

En conmemoración, Alemania destinará 25 millones de euros a construir ciclovías rápidas.
 

El artefacto producido por el barón se parecía, en esencia, a las bicicletas actuales aunque le faltaban los pedales y se movía en la medida en que el ciclista lo impulsaba alternativamente con los dos pies, como si estuviera corriendo. 

El primer viaje público lo realizó el propio barón en junio de 1817 desde Mannheim a un pueblo vecino y recorrió 14 kilómetros de ida y vuelta en menos de una hora, a una velocidad promedio de 15 km por hora, con lo que mejoraba los registros de los coches de caballos del correo de la época. Un año después, Drais haría el primer viaje en bicicleta de larga duración, entre Mannheim y París, cerca de 450 kilómetros, para presentar su invento en la capital francesa.

El invento venía en un buen momento porque a comienzos del siglo XIX había un problema con los precios de la avena debido a malas cosechas que habían encarecido la alimentación de los caballos, quienes tiraban de los carros para transportar los productos.
La situación se agravó con la erupción del volcán Tambora, situado en la actual Indonesia, que tuvo repercusiones climáticas globales con heladas que afectaron las cosechas en todo el mundo, y que llevó a que 1816 fuera llamado el año sin verano, con hambrunas en todo el mundo, y que cuando la catástrofe se atenuó, mucha gente se había comidos sus caballos.

En esas circunstancias, el invento de Drais se expandió relativamente rápido, a tal punto que comenzaron las prohibiciones de transitar en bici por las aceras en algunas grandes ciudades como en Mannheim en 1817, en París en 1818 y en Londres, Nueva York, Filadelfia y Calcuta en 1819. Sin embargo, y pese a que Drais había patentado su invento en París, eran plagios que no le reportaron beneficio económico. El auge duró una década hasta que, después de la normalización de las cosechas aumentó otra vez el número de caballos, y el invento de Drais cayó durante décadas en el olvido.

En 1867 Pierre Michaux presentó, en la exposición universal de París, una bicicleta con pedales que causó euforia y desató el segundo auge del invento que Drais ya no pudo ver.