La monja japonesa Kosaka Kumiko, acusada de ser partícipe de los abusos sexuales contra niños hipoacúsicos en el Instituto Próvolo de Mendoza, declaró ayer ante el fiscal a cargo de la investigación tras ser llevada a la provincia.

La monja quedó imputada formalmente como ‘partícipe necesaria‘ en los delitos de ‘abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores‘. Quedará detenida en la cárcel de mujeres de El Borbollón, en el departamento mendocino de Las Heras, según informaban ayer medios locales. “Soy inocente. No sabía de los abusos. Soy una persona buena que he entregado mi vida a Dios”, dijo Kumiko en su declaración testimonial. Para la Justicia hay prueba suficiente que compromete a la monja. Fue rechazado el pedido de prisión domiciliaria y la religiosa será trasladada en las próximas horas a prisión.

El abogado defensor, Sergio Salinas, comentó que la monja (60 años) negó los hechos ante la Justicia mendocina pero no aportó pruebas. Ya fue notificada de su detención y será trasladada a una cárcel común.

Luego de estar un mes y medio prófuga, Kumiko se había entregado el martes pasado en una comisaría de la ciudad de Buenos Aires. La religiosa llegó ayer por la mañana a la capital mendocina y fue trasladada a la Unidad Fiscal de los Tribunales provinciales, donde prestó declaración ante el fiscal Flavio D’amore.

Fuentes judiciales informaron que Kumiko detalló cuáles eran sus funciones en el Próvolo y negó las acusaciones de abusos sexual de niños sordos y otros vejámenes.

La religiosa fue acusada por una de las víctimas de ser quien seleccionaba y entregaba a los niños para ser sometidos a abusos sexuales, y también de participar de los vejámenes.

Una de las niñas que denunció haber sido abusada por uno de los sacerdotes del Próvolo cuando tenía 5 años, declaró que la monja era quien ‘les colocaba los pañales a los chicos abusados ya que no podían ni sentarse por el sangrado que les generaban los abusos‘. El abogado querellante, Sergio Salinas, dijo que la víctima ‘apuntó en su testimonio, en lenguaje de señas, a una monja con ’rasgos achinados en el ojo’‘.

El abogado sostuvo que la niña afirmó en su declaración que ‘una de las monjas que la golpeaba sabía lo que pasaba y que además veía cuando se les exhibía pornografías‘ y detalló ‘cómo a ella una vez la subieron a un cuarto para abusarla y que en el lugar había cadenas y la esposaron de las muñecas‘.

En la causa por ‘abuso sexual con acceso carnal agravado y corrupción de menores‘ están detenidos e imputados los sacerdotes Nicolás Corradi y Horacio Corbacho, además de tres empleados del instituto. Agencias

 

Los testimonios que la complican
 

Al referirse a los tres casos por los que quedó imputada Kumiko, el abogado defensor de las víctimas, Sergio Salinas, de la ONG Xumek, mencionó ‘testimonios que dicen que la religiosa participó en tocamientos a nenas. Les pide que se toquen entre ellas y ve pornografía junto al celador Jorge Bordón (otro detenido) en un televisor”.

La monja japonesa Kumiko dejó el Instituto Próvolo de Mendoza tres años atrás. Está acusada de maltratar y lastimar a golpes a los alumnos sordos que asistían al instituto, de obligarlos a comer hasta vomitar en su propio plato y de ser la encargada de identificar a los menores más sumisos que luego serían abusados.
La monja no pertenecía a la propia congregación del instituto sino que formaba parte de la llamada Nuestra Señora del Huerto. Desde su arribo, era una de las encargadas de cuidar a los alumnos, fuera del horario de clases. De hecho, en ningún momento ejercía funciones docentes.

Según los abogados de las víctimas, la japonesa era responsable de tantear la resistencia de los niños mediante golpes y así poder identificar a los más ‘sumisos‘.