La primera dama argentina, Juliana Awada, compartió este lunes un almuerzo con la primera dama de China, Peng Liyuan, y otras esposas de mandatarios que concurrieron al Foro “Una Franja y Una Ruta para la Cooperación Internacional” que se desarrolla en Beijing, en una de las típicas residencias aledañas a los jardines, dentro de la Ciudad Prohibida.

Pese a que la entrada principal de la Ciudad Prohibida está frente a la histórica Plaza de Tiananmen, Awada y las demás primeras damas ingresaron por una puerta lateral, muy cercana a la residencia del presidente de la República Popular China, Xi Jimping. “Es un lugar que nos transporta en el tiempo. Estoy muy contenta por estar aquí y compartir con la primera dama de este país un almuerzo y una charla durante la recorrida”, dijo Awada.

Las mujeres posaron para una foto de familia y posteriormente se dirigieron al Museo del Palacio Tahié donde recorrieron la exhibición de reliquias que allí se conservan. Posteriormente, en el jardín imperial presenciaron un espectáculo cultural, para finalmente pasar al almuerzo en el Palacio JianFu.

Ubicada en el centro histórico y geográfico de Beijing, la Ciudad Prohibida fue el eje del poder de las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Conocida también como el Palacio Imperial o el Museo del Palacio Imperial, recibió esa denominación emblemática porque los ciudadanos comunes no podían ingresar sin un permiso especial y únicamente los cortesanos podían obtener audiencia del emperador. Fue construida entre 1406 y 1420, residieron en ella 24 emperadores hasta 1911, cuando tuvo lugar la revolución que derrocó al régimen de la última dinastía feudal, la Qing. 

“Fue una experiencia interesantísima, una manera de aprender más sobre la historia y la cultura china. Además, al compartir la actividad con mujeres de todo el mundo, pudimos conversar sobre lo que pasa en nuestros países y poner nuestras visiones en común, aprendiendo unas de otras” expresó Awada.

El Palacio, de forma rectangular, abarca 720 mil metros cuadrados y ocupa un tercio del eje central de 8 kilómetros de largo que dividía la antigua ciudad de Beijing. Es considerada la mayor ciudad imperial y la mejor conservada de las que existen en China.