El triunfo del oficialismo en Tucumán, si bien estaba cantado, le sirvió a la Casa Rosada para reforzar su tendencia arrolladora a nivel nacional con vistas a las elecciones presidenciales. Alperovich, un férreo kirchnerista pero radical en sus orígenes, se encaminaba a darse el gusto de superar el porcentaje que había obtenido Cristina Fernández de Kirchner en ese distrito, que fue del 65 por ciento de los votos en las primarias.
El amplio margen le permitió al gobernador alcanzar otra reelección e imponerse fácilmente sobre sus rivales y en especial sobre el candidato radical que fue apoyado por el macrismo y el socialismo, entre otros partidos opositores, que tienen sus respectivos referentes nacionales.
El nuevo triunfo oficialista seguramente reforzará la tendencia ya ganadora del Frente para la Victoria a nivel nacional, aunque el desenlace estuviese casi cantado de antemano. Tras el éxito que obtuvo en las primarias del 14 de agosto, la Rosada capitalizó fácilmente el triunfo de ayer y por ese motivo estuvieron acompañando al ganador Amado Boudou y Florencio Randazzo, como enviados de la Presidenta.
El radicalismo, por su parte, volvió a mostrar magros resultados, como ya había quedado demostrado en todas las elecciones provinciales y aún más en las primarias, como así aquellos partidos o alianzas que tienen referentes nacionales que quedaron muy lejos del ganador.
Los ganadores en Tucumán rápidamente ratificaron su alineamiento nacional detrás de la postulación presidencial de Cristina Fernández, que destinó a la provincia varios millones para obras públicas. Esta vez el triunfo del oficialismo tucumano no necesitó de la visita presidencial, al menos en los últimos días de campaña.

