La Iglesia insistió ayer en destacar que se haya abierto un canal de “diálogo y propuestas permanentes” con el Gobierno al cerrar la asamblea plenaria electiva que proclamó al arzobispo José María Arancedo como sucesor del cardenal Jorge Bergoglio en la presidencia de la Conferencia Episcopal Argentina.

“Fue un encuentro cordial y muy útil para las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno. Es útil todo aquello que pueda ser vehículo de diálogo”, subrayó Arancedo al referirse a la audiencia que la flamante comisión ejecutiva del Episcopado mantuvo el jueves con la presidenta Cristina Fernández en la Casa Rosada.

El prelado santafesino sostuvo que “la relación de la Iglesia y el Gobierno tiene que moverse en esa sana autonomía y también cooperación en el bien común”, y aclaró que la opinión de la Iglesia no responde a “una óptica político-partidaria opositora u oficialista”.

“Es útil todo aquello que pueda ser vehículo de diálogo. Hablamos de todo. Le dijimos ‘somos pastores‘, por lo tanto, los temas que tocamos no son desde una óptica político-partidaria opositora u oficialista, sino desde nosotros, como pastores, con fidelidad al Evangelio y al servicio del hombre”, explicó en una entrevista difundida por la Oficina de Prensa de la CEA.

Arancedo precisó que “hablamos de la vida, del matrimonio, de la familia, de la pobreza, de la educación, de la cultura. Son temas que en la Iglesia siempre están presentes porque forman parte de la resonancia temporal del Evangelio”.

“No podemos no hablar de lo social. Cristo estaría cerca del pobre. Nosotros tenemos que estar cerca del pobre y no es una estrategia demagógica. Es fidelidad y si no nos ven cerca, recuérdennoslo”, reclamó.

En tanto el titular del Episcopado agradeció a la Presidenta que haya accedido rápidamente a recibir a la mesa ejecutiva en una audiencia que volvió a definir como “muy cordial”. “Estuvimos 45 minutos o más. Larga la charla, muy distendida ella, también nosotros, conversamos con mucha libertad. Hablamos de todo”, aseveró.

La 102ª Asamblea Plenaria del Episcopado cerró ayer sus deliberaciones en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar, donde unos 90 obispos eligieron las autoridades de ese organismo eclesiástico para el trienio 2011-2014. Esta Asamblea ratificó, con la llegada de Arancedo, de 71 años, el perfil moderado y dialoguista de la Iglesia.