La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) afirmó ayer que la sociedad tiene que ‘afrontar y sanar‘ las consecuencias que dejó la dictadura cívico-militar, de cuyo inicio se cumplen esta semana 40 años, y señaló que ‘urge seguir transitando‘ un camino de ‘verdad, de justicia y de encuentro entre todos‘ para alcanzar la ‘concordia y la amistad social‘ entre los argentinos.

Así lo expresaron en una declaración titulada ‘Una fecha para no olvidar‘, que difundieron los obispos que integran la comisión permanente de la CEA, que preside el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo.

‘Los argentinos no podemos dejar de preguntarnos cómo se pudo llegar al período más oscuro de nuestra historia. Sus consecuencias de enfrentamientos, dolor y muerte aún permanecen y se nos presentan como un pasado que tenemos que afrontar y sanar‘, señalaron los prelados en el texto de una carilla.

El mensaje episcopal coincide con la confirmación de que el Vaticano y la CEA están ‘ordenando‘ sus archivos sobre la última dictadura para desclasificarlos, un pedido que vienen reclamando desde hace años los organismos de derechos humanos, y que se suma a la decisión del gobierno de los EEUU de también hacer públicos documentos vinculados a la represión ilegal.

Por su parte, la Conferencia Episcopal Argentina advirtió ayer que el golpe militar que provocó la ruptura del orden constitucional y del estado de derecho en 1976 es un hecho que ‘nunca más‘ debe repetirse y que tampoco puede ser olvidado por los argentinos.