Remeras con diseños exclusivos, juguetes primorosos en miniatura y cosméticos naturales son algunos de los productos que atraen a quienes visitan la feria de economía solidaria que funciona en el “Instituto Saturnino Unzué”, un lugar que los emprendedores sociales valoran como espacio de venta, pero también, de encuentro e intercambio de saberes.

“Ya estuvimos en ferias anteriores y fue excelente porque, más allá de vender todo, se suma la experiencia de compartir con otros emprendedores, hacer contactos, conocernos”, contó a Télam Marta Enríquez, de la cooperativa RDB (Red de Barrios).

Mientras la dirigente compartía la historia y proyectos de la asociación, turistas ponderaban los diseños de las remeras con fotos poco conocidas del Che Guevara, con escenas de un hipotético encuentro de guitarras entre el líder revolucionario y John Lennon.

“En ferias anteriores vendimos todo, nos sacaban las remeras de las manos”, compartió la mujer que integra el colectivo nacido luego de la crisis económica-social del 2001 y que hoy puede mostrar sus distintas áreas de trabajo diversificadas en el rubro textil, alimentos y construcción.

La cooperativa textil también fabrica “5.000 guardapolvos por mes, identificados con la marca Tesón, para programas del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, producción a la que llegamos luego de capacitarnos en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y de conseguir maquinarias gracias a otros proyectos del organismo”.

En ese rubro de RDB trabajan “casi 70 familias”, de distintos barrios señaló Enríquez.

En el ingreso a la feria montada en el histórico edificio ubicado en Jujuy y Peralta Ramos, la marplatense Ana Silva sorprende con sus miniaturas de casas de muñecas, arte que aprendió en Barcelona.

Maderas, papeles, plásticos, cuerinas, telas, masas de modelar, porcelanas se convierten en sus manos en pequeños muebles y objetos con diseños de estilo para equipar la casas de madera coleccionables.

“Me compran para que jueguen los niños, pero también para hacer regalos, porque además hago representaciones en miniatura de escenas cotidianas, hobbies o características que identifican a alguna persona a quien se quiere obsequiar”, relató. La emprendedora utiliza técnicas tradicionales a las que suma tecnologías: “Yo diseño, calo a mano los moldes y después los corto con láser, un trabajo que me da sólo satisfacciones, ya que es imposible medir el costo económico”, reconoció. Sus productos van desde los 8 pesos hasta los 450 que sale la casa de muñecas que viene con bajo mesada y heladera de regalo, una opción para niñas, y también mamás, que miran embelesadas los pequeños diseños.

En el stand de enfrente, el aroma atrae hacia Miriam y Daniel Fittipaldi. El entusiasmo de la pareja emprendedora viene acompañado de las fragancias que emanan de sus perfumes y difusores aromáticos, esencias “que vamos experimentando, que llevan, por lo menos, dos semanas de maceración hasta saber qué resultados obtenemos”, explicó el técnico químico. Los perfumes de naranja con toques de pimienta y de pepino con melón son los más solicitados por los compradores.