Cuando ese viernes Miguel De Paola y Joel Ovejero se encontraron en el quiosco faltaban menos de 8 horas para que un escuadrón de la Policía Metropolitana los obligara a tirarse al piso.

Miguel y Joel estaban acostumbrados a pasar muchas horas juntos, haciendo nada. Son tío y sobrino, pero más eran amigos: los 2 nacieron en 1994, con 3 meses de diferencia. Y el papá de Miguel es el abuelo de Joel.

Compartieron cumpleaños, partidos de fútbol, viajes, asados de fin de año... Y de un día para otro no se hablaron nunca más.

Antes de aquel episodio policial que ocurrió en la madrugada del sábado 30 de julio de 2016 se habían tomado la línea B del subte hasta Carlos Gardel y dieron unas vueltas por el Abasto Shopping. Joel se compró una campera y un suéter. A eso de las 22 ya estaban de vuelta en el barrio, en Villa Ortúzar.

Compraron 2 porciones de chow fan en un restorán chino y fueron al PH de Plaza al 800 donde vive Joel, a media cuadra del quiosco familiar que queda en Plaza y Triunvirato. Cenaron y después cada uno hizo la suya: Joel se puso a mirar tele y Miguel se colocó los auriculares y se sentó frente al teclado y la pantalla.

Alrededor de las 4 hubo un golpe seco en la puerta. Cuando Miguel vio a los policías que pedían las computadoras, dijo: "Perdón, creo que me mandé un moco".

Miguel hijo estuvo casi 2 meses detenido en Ezeiza, acusado de intimidación pública agravada por presunta actividad terrorista luego de tuitear amenazas en árabe sobre el subte, distintos espacios públicos de la Ciudad e incluso contra el presidente Mauricio Macri.

Estaba chateando con amigos y uno me pasó el perfil de este árabe trucho que publicaba fotos del subte y dijimos de copiarlo y hacer una joda. El usuario de Twitter mostraba imágenes de soldados y marcaba como lugar de ubicación Damasco, la capital siria.

Ante la Justicia, Miguel explicó que había tomado el nombre Hassan Abu Jaafar de "una página de Facebook relacionada con un diario de Siria" y la foto estaba en "un sitio de noticias de allá". Los tuits hablaban en árabe de "combatir mercenarios sionistas", de una misión y de un ejército de Alá.

Los que prendieron alertas nacionales fueron uno que interpelaba a Macri con el mensaje "Nos vemos pronto" y la imagen de unos explosivos más otro con la foto de la Casa Rosada junto a la leyenda "Hemos encontrado uno de los objetivos deseados por el islam".