Dudas. Aunque CFK termine ganando las PASO, tendría poco margen de victoria rotunda en octubre lo que mina su poder ante los gobernadores..


La casi segura presencia de Cristina Fernández en la Cámara de Senadores a partir del próximo diciembre acentuará las divisiones que ya existen dentro del bloque Frente para la Victoria-Partido Justicialista (FPV-PJ) desde la llegada al Poder Ejecutivo del gobierno de Cambiemos.

Las PASO eliminaron las chances que tenían varios gobernadores de liderar al peronismo, entre los que figuran el cordobés Juan Schiaretti, el pampeano Carlos Verna y el entrerriano Gustavo Bordet cuyas listas fueron menos votadas que las de Cambiemos. Esos mandatarios, a través de sus legisladores, dejaron trascender que la campaña antagonista planteada por Cambiemos frente al peronismo kirchnerista los afectó también a ellos.

‘Nosotros no vamos a estar nunca con ella’, aseguraron voceros de un senador peronista de una provincia grande y adelantaron que si la candidata bonaerense de Unidad Ciudadana ‘pretende mandar cuando llegue al Senado, no se le dará lugar’.

La fuente cercana al legislador peronista, que no integra el bloque del Frente para la Victoria, incluso agregó: ‘Si lo quiere desplazar (al jefe del bloque de senadores del FPV, Miguel Angel) Pichetto, tampoco se lo van a aceptar’.

La postura del senador se adecua a la que adelantó en la semana el gobernador de San Juan, Sergio Uñac después de reunirse tras las PASO con Pichetto, quien mantiene ese cargo desde 2003. Uñac declaró que Fernández de Kirchner ‘no va a ser importante en el peronismo’ y consideró que su rol ‘va a quedar circunscripto a la provincia de Buenos Aires’. Incluso, se animó a proponer una reforma constitucional para agregar una cláusula en la Carta Magna que establezca que los expresidentes, después de dos períodos en el gobierno, deben dejar la vida política activa.

Durante el último año, a Pichetto le resultó muy complicado reunir las mayorías suficientes para aprobar cuestiones acordadas con el Gobierno nacional. Logró el apoyo de senadores peronistas para aprobar el pago a los holdouts, el blanqueo y el Presupuesto 2016, pero no pudo obtener el apoyo a la ley de reforma electoral que incluía la boleta electrónica.
 

Apoyo randazzista 

El intendente randazzista del distrito bonaerense de Colón, Ricardo Casi (Cumplir), convocó ayer a los ciudadanos a emitir un ‘voto útil’ en octubre al considerar que el sufragio debe ser por la lista de Unidad Ciudadana que encabeza Cristina para que ‘el peronismo le gane a Cambiemos y Jorge Taiana sea el tercer senador’.

Además, le jugaron sorpresivamente en contra algunos de sus laderos cuando acordó con el macrista Federico Pinedo la aprobación de una ley que extendía los beneficios de la tarjeta Argenta a beneficiarios de la AUH. En esa sesión de principios de julio, ahora la última que celebró el Senado hasta ayer, su vicepresidente de bloque, el formoseño José Mayans, y el tucumano José Alperovich alzaron la voz para desautorizar lo que Pichetto había acordado con el oficialismo.

La autoridad del rionegrino estuvo en juego pero, finalmente, el bloque lo respaldó. Además, Pichetto le echó la culpa a Fernández de Kirchner de la derrota que Cambiemos le propinó al Peronismo en todo el país.

‘Un general no debe dividir a un ejército frente a una gran batalla. Y la señora dividió al ejército’, expresó en un coloquio del que también participó Pinedo esta semana. Pichetto también cuestionó a CFK por haberse ‘apartado’ de la visión del peronismo tradicional para construir ‘una estructura con una visión de izquierda tipo PC’.

La primera vez que Pichetto tomó distancia de Fernández de Kirchner fue cuando ella citó a los senadores peronistas al Instituto Patria, al que asistió poco más de la mitad de los integrantes del numeroso bloque.

Pichetto no fue como tampoco el salteño Rodolfo Urtubey ni el catamarqueño Dalmacio Mera. 

El bonaerense Juan Abal Medina asistió, pero luego fue alejándose del sector kirchnerista hasta terminar siendo precandidato a diputado nacional por el peronismo en la agrupación ‘Cumplir’ que lleva a Florencio Randazzo como candidato a diputado nacional.

En la actualidad, el Frente para la Victoria se encuentra virtualmente dividido en dos. Por un lado, una docena de senadores, entre los que se cuentan las camporistas Virginia García, Anabel Fernández Sagasti, Ana Almirón y ultrakirchneristas como Ruperto Godoy, Marcelo Fuentes o Daniel Pérsico. Por el otro, Pichetto y legisladores más dialoguistas con el gobierno, como Urtubey, Omar Perotti, Mera, Walter Barrionuevo o Abal Medina. Varios de esos legisladores no estarán cuando se renueve en diciembre la Cámara alta. Y, si se confirman los cómputos de agosto en octubre, el peronismo además perderá cinco lugares.

Algunos de sus aliados, como los misioneros del Frente Renovador de la Concordia o los santiagueños del Frente Cívico y Social, probablemente armarán bloques propios y dejarán el Frente para la Victoria, si es que para entonces sigue existiendo. 

Lo más probable es que, a partir de diciembre, con la presencia de Cristina esa fractura se concrete formalmente. En esas circunstancias, el gobierno utilizará el canal de los gobernadores para avanzar en reformas que pretende aprobar en los siguientes dos años entre las que se anticipan la reforma impositiva, la reforma electoral y las anuales leyes de Presupuesto. (Télam)