Buenos Aires, 31 de enero.- El argumento de compra es raro. Sin el amparo de estudios que justifiquen las promesas, la pulsera Power Balance –que a simple vista parece un reloj moderno- cuesta $150 y promete mejorar el nivel energético de quienes las usen.

“Cumplen el efecto de un amuleto. Responden al pensamiento mágico que es infantil y precientífico. Está más vinculado con la fe y no implica razonamiento”, sugiere en una entrevista a la revista Noticias la psicóloga Esther Any Krieger.

Entonces, ¿por qué la usan? Después de que el basquetbolista Shaquille O’Neal comenzara a usarla durante los partidos, otras estrellas del deporte, como Crstiano Ronaldo y David Beckham, sucumbieron ante la improbable promesa y comenzaron a promocionar la pulsera.

En un efecto que roza con conseguir el sentido de pertenencia a un exclusivo grupo social, personalidades locales como Ignacio Viale, Ari Paluch, Luis Barrionuevo y Hugo Biolcati se mostraron, orgullosos, luciendo el amuleto marketinero.

Con diferentes colores y un “packaging” atractivo, los directivos que la comercializan explican que la fuente de energía proviene de un holograma de Mylar –similar a los cd’s- en donde se almacena una frecuencia “procedente de materiales naturales conocidos por sus efectos benéficos”.

Con este producto, el ABC del marketing se cumple. Una buena campaña que involucre a personalidades afines a los efectos del producto, un efecto “injustificable” y un precio que busca conectarse sólo con un grupo de alto poder adquisitivo, el nuevo amuleto de los famosos hace furor.