14 de septiembre.- Muchas plantas tienen propiedades medicinales que resultan de gran ayuda al ser humano. Sin embargo, algunas poseen sustancias tremendamente peligrosas que pueden provocar incluso la muerte.

El árbol de la muerte (Hippomane mancinella) Es un árbol oriundo de Mesoamérica y las islas del Mar Caribe. Puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura. Es tremendamente tóxico, y su fruta, con un olor muy agradable y aspecto atractivo similar a una manzana, es letal para los seres humanos y posiblemente para todos los mamíferos, de ahí que se conozca como “el árbol más peligroso del mundo”. Únicamente su roce, debido a la savia lechosa que produce (que contiene forbol), provoca ardor, inflama los tejidos y genera ampollas y erupciones. Si se ingiere, los severos vómitos y las interminables diarreas pueden conducir a la muerte. Si se está presente mientras se quema esta planta, el humo puede provocar ceguera temporal y problemas respiratorios significativos.

Belladona (Atropa belladonna) Es un arbusto de hermosas flores originario de Europa, Norte de África y Oeste de Asia. Ya desde el antiguo Egipto a la Edad Media, se usaba como potente narcótico. Las toxinas responsables de sus efectos son la atropina y la escopolamina y, en dosis mal administradas, afectan al sistema nervioso paralizando incluso las terminaciones nerviosas de los músculos involuntarios del cuerpo como el corazón. Dosis bajas pueden provocar delirios y alucinaciones. Dosis altas, de 10 a 20 bayas, son más que suficientes para matar a una persona.

Ricino (Ricinus communis) Es un arbusto originario de África de tallo grueso y leñoso, cuyas hojas pueden ser de color rojo o púrpura oscuro y suele estar cubierto de un polvillo blanco, la ricina, que es altamente tóxico. El contacto con esta sustancia provoca náuseas, calambres abdominales, vómitos, hemorragia interna e insuficiencia renal, terminando a los pocos días con la muerte. Es que la ricina interfiere en el metabolismo celular humano; al bloquear el proceso químico que sustenta la vida, las células mueren y los órganos comienzan a fallar poco a poco hasta provocar la muerte. Una dosis letal para un adulto representarían cinco semillas de ricino; para un niño, solo una.

Acónito común (Aconitum napellus) También conocida como matalobos o casco del diablo, esta planta herbácea es originaria de zonas montañosas del hemisferio norte del planeta. Se trata de una planta muy venenosa (considerada la más tóxica de Europa) ya que contiene aconitina, uno de los alcaloides más activos y tóxicos que, tras un leve contacto, puede ralentizar el corazón hasta la muerte. Apenas 1mg de esta planta es suficiente para matar a un adulto de 80kgs. Los síntomas que se producen tras tocar o ingerir acónito son quemaduras en la boca, salivación, vómito, diarrea, problemas cardiacos, coma y, en algunos casos, la muerte.

Cicuta (Conium maculatum) Crece en ambientes húmedos y frescos. Es nativa de Europa y Norte de África. Esta especie invasora que puede llegar a crecer hasta 2 metros de altura, contiene sustancias tóxicas como la cicutina que inhibe el funcionamiento del sistema nervioso central. Para matar a un ser humano únicamente son necesarios algunos gramos de sus frutos verdes.

Regaliz americano (Abrus precatorius) Se trata de una especie de liana trepadora (originaria de India e Indochina) que puede alcanzar hasta los 5 metros de longitud. Sus flores se agrupan en forma de racimo y son de color rosado o rojizo púrpura. La toxina que hace de esta planta una de las más peligrosas es la abrina. Una sola molécula de abrina puede inactivar hasta 1.500 ribosomas por segundo. Apenas 3 microgramos de esta sustancia son necesarios para matar a una persona.

Adelfa (Nerium oleander) Es una planta arbustiva (de origen mediterráneo y por tanto, resistente a las sequías) con hojas de un verde intenso y cuyas mismas hojas, flores, tallos, ramas y semillas son todas altamente venenosas, de ahí que se conozca también como “la planta más venenosa del mundo”. Su potente veneno contiene toxinas que actúan sobre el corazón. La ingesta de esta planta provoca náuseas, vómitos, vértigo, deposiciones, excitación y depresión, convulsiones, arritmias, taquicardias y finalmente la parada cardíaca.

Estramonio (Datura stramonium) Con propiedades alucinógenas, esta planta venenosa crece de forma natural en zonas cálidas de todo el mundo y es capaz de adaptarse a todo tipo de suelos. Las sustancias tóxicas que la caracterizan son los alcaloides tropánicos (atropina y escopolamina). En dosis altas pueden provocar comportamientos agresivos, el coma e incluso la muerte.