Buenos Aires, 17 de julio.- En un fallo inédito, la Justicia de Mar del Plata concedió tres meses de licencia al padre adoptivo de dos chicos, casado con otro hombre a partir de la ley de matrimonio igualitario. La pareja gay había iniciado el trámite de adopción antes de casarse y hace poco más de un mes y medio obtuvo la guarda técnica de los niños.

Actualmente, a los flamantes papás les corresponde por ley dos días de licencia por paternidad, sólo las madres pueden gozar de 90 días de licencia. Lo mismo en el caso de que un matrimonio igualitario formado por mujeres adoptase: a una de ellas le correspondería de acuerdo a la Ley de Trabajo tres meses de licencia.

El fallo se conoció el mismo día en que se cumplieron cinco años de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario y lo dictó la titular del Juzgado de Familia 5, Clara Alejandra Obligado.

Vega trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos boanerense y es amiga de años de la pareja adoptiva. Uno de ellos es policía y su compañero es empleado en una cadena de supermercados. Este último es quien a partir de la próxima semana iniciará la inédita licencia por paternidad o “maternidad”. “Son jóvenes, muy trabajadores, ambos estudian y están muy contentos”, contó la abogada.

Llevaban tres años anotados en el registro de adopciones, aún eran solteros cuando resolvieron adoptar. Con la sanción de la ley, se casaron y formalizaron el matrimonio ante el registro.

Hace casi dos meses la Justicia de Familia les concedió la guarda técnica de los chicos. Son hermanitos, de 8 y 10 años, la mayor es una nena. La guarda consiste en un período de adaptación de un año, pero puede variar.

Al otorgar ahora la licencia por paternidad de tres meses, la jueza Obligado fundamentó su decisión en el argumentó que había planteado Vega, “sustentado en el principio rector, que es el interés superior del niño”.

Los chicos venían de una familia violenta, de padres golpeadores, dijeron. Cuando les contaron que habían hallado una familia para ellos quisieron saber: “¿Cómo se llaman?”, preguntó la nena. Oyeron dos nombres masculinos y no se inmutaron, y a continuación: “Ah, bueno, ¿y cuando los podemos conocer?”. Vega cuenta que “hoy los cuatro están contentos, felices” y recuerda el pasado duro que padecieron los chicos a partir de la respuesta que dieron a los técnicos del juzgado cuando les preguntaron qué tipo de familia pretendían para ellos: “Queremos -dijeron- unos papás que no nos peguen tanto”.