El detenido ex secretario de Obras Públicas de la Nación José López fue enviado a juicio oral y público por presunto enriquecimiento ilícito. López será juzgado por los bolsos con nueve millones de dólares con los que fue detenido y por no poder justificar dos propiedades.

Fuentes judiciales informaron a Infobae que el juez Daniel Rafecas dio por cerrada la investigación y envió el expediente a juicio. Junto con López también serán juzgados su esposa, María Amalia Díaz, la monja Inés Aparicio y los empresarios Andrés Galera, Eduardo Gutiérrez, Carlos Gianni y el abogado Artemio Marconi.

Todos serán juzgados por el delito de enriquecimiento ilícito que tiene una pena de dos a seis años de prisión. La próxima semana se sorteará el Tribunal Oral Federal que tendrá a cargo el juicio. López fue el secretario de Obras Públicas durante los 12 años de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y el 14 de junio del año pasado fue detenido en un convento de la localidad de General Rodríguez fue llevaba al lugar bolsos con nueve millones de dólares y 15o mil euros.

Por ese hecho fueron investigadas las monjas que vivían en el convento. A una de ellas, la hermana Inés Aparicio, la Cámara Federal la procesó como encubridora de López. Se trata de la monja que en las cámaras de seguridad del convento se ve ayudando al ex funcionario a ingresar los bolsos al convento.

"Era plata que venía de la política", declaró López en su segunda indagatoria ante el juez Rafecas.

El ex funcionario dijo que iba a dar más explicaciones sobre esos millones cuando se sienta en mejores condiciones físicas y psicológicas para hacerlo. Pero no volvió a declarar. Tras su detención se profundizó la investigación contra López en una causa que se había iniciado en 2008.

Se determinó que López era el dueño de la casa de Dique Luján, en Tigre, en la que vivía con su esposa y que tiene un valor de mercado de 680 mil dólares por sus 200 metros cuadrados construidos. Si bien figuraba como inquilino la investigación determinó que era su dueño ya que realizó en la propiedad refacciones que marcaban que era su verdadero dueño. Los empresarios Galera, primero, y después Guitérrez actuaron como testaferros de López.