Hay varios mensajes en el llanto de los familiares de los soldados argentinos caídos en las islas Malvinas. Hay lágrimas de tristeza y nostalgia, pero las hay también de incredulidad, ante una situación que tiempo atrás parecía imposible, y de alivio, después de que los deudos debieron soportar durante años el dolor de una herida abierta, alimentada por la incertidumbre en torno a la identidad de los hombres enterrados en el cementerio de Darwin. Y hay, claro, lágrimas de emoción, de las que llegan cuando se cierra una etapa que demandó mucha “sangre y sudor”, según dice Raquel Beatriz García, madre del soldado Daniel Alberto Ugalde.

 

El vendaval de emociones acompañará hoy durante todo el día a 214 familiares que viajarán a Malvinas para poner fin al extenso proceso de identificación de los cuerpos que surgió tras un acuerdo entre la Argentina y el Reino Unido. Instalarán por primera vez placas con nombre y apellido en las tumbas de 90 soldados que hasta ahora descansaban bajo la leyenda “soldado argentino solo conocido por Dios”.

 

Será una jornada intensa. Los familiares parten esta madrugada en tres aviones que irán y volverán en el día. En las islas participarán de una ceremonia en honor a los caídos y dispondrán de unas horas para dar cierre a una herida de la guerra que, casi 36 años después, reclamaba ser saneada.

 

Lo que sucederá hoy es el resultado de años de negociaciones bilaterales y reuniones diplomáticas que comenzaron durante el gobierno de Cristina Kirchner , pero se aceleraron desde 2016, cuando la administración de Mauricio Macri rubricó junto al gobierno británico una declaración conjunta que dio inicio al deshielo en las relaciones.

 

Si bien ese acercamiento no se limitó únicamente a la misión humanitaria para identificar a los soldados enterrados en Darwin -también se planteó la ampliación de las conexiones aéreas entre las Malvinas y el continente y la eliminación de las sanciones económicas que pesan sobre el archipiélago-, en la Cancillería argentina califican la finalización del proceso de identificación como el logro más significativo de lo que va del gobierno de Cambiemos en la cuestión Malvinas.

 

A partir de hoy, 90 tumbas de las 121 que componen el cementerio de Darwin tendrán una placa con los nombres y apellidos correspondientes a los soldados que yacen en su interior y que fueron sepultados por el coronel británico Geoffrey Cardozo.

 

Las identificaciones fueron enviadas a las islas el 4 de marzo último con el objetivo de ser instaladas antes de la llegada de los familiares.

 

El operativo demandará la utilización de tres aviones. Se trata de dos naves comerciales de la aerolínea Andes y una más pequeña, modelo Gulfstream. Entre las tres transportarán a los familiares, colaboradores, miembros de la Corporación América -cuyo dueño es Eduardo Eurnekian, quien costeó todos los gastos-, el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, y representantes de la embajada británica, además de dos placas adicionales que se sumaron tras la identificación de otros dos soldados.

 

Los vuelos partirán a las 4.30, a las 5 y a las 5.30 de la mañana y arribarán tres horas después.

 

Una vez que lleguen las 248 personas a la base militar que funciona como aeropuerto en las islas, serán trasladadas directamente al cementerio de Darwin, sin pasar por Puerto Argentino, la capital de las islas. Allí, asistirán a una ceremonia religiosa y militar, que comenzará, según el cronograma previsto, a las 10.50 y finalizará a las 11.35. Estará a cargo de monseñor Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires, quien estará acompañado por referentes espirituales de las islas. Además, miembros de las fuerzas británicas en el Atlántico Sur conformarán una guardia de honor y un grupo de gaiteros interpretará el “Lamento”.

 

Tras la ceremonia, los familiares, que llevarán flores de tela para depositar sobre los restos, tendrán tiempo para estar frente a los soldados.