Las botas, las bombachas, las polleras y los pañuelos gauchos fueron un clásico entre todas las academias que participaron del desfile. Sin embargo, los brillantes y coloridos trajes de los salteños y jujeños se convirtieron en el centro de atención del cierre del XXXVI Congreso Nacional de Folclore, que fue ayer en Rivadavia. Bailaron durante su paso e hicieron que el fuerte sol sanjuanino se reflejara en los espejos que se movían en los trajes.
El congreso fue organizado por el IAF San Juan (Instituto de Arte Folclórico) y participaron más de 1.500 personas. Hubo bailarines de Buenos Aires, Córdoba, San Luis, Ushuaia, Santa Cruz y otras provincias, que desfilaron ante unas 3.000 personas que no pararon de sacar fotos o filmar a cada uno de los que pasó. Y fueron los norteños los que deslumbraron en su presentación.
Con la cara tapada con máscaras y unos enormes cuernos brillantes, un grupo de 25 personas contagiaron la alegría del carnaval de Jujuy y Salta. Es que ante cada salto de estos bailarines, el sonido de cascabeles y el brillo de los espejos circulares hacían que fuera imposible no verlos. Y mientras ellos se robaron gran parte de las miradas, los demás desfilantes mostraron sus impecables atuendos y todos hicieron bailar pañuelos blancos y celestes en su paso.
Además de la variedad de trajes y colores, hubo gente de todas las edades. Y hubo academias que hicieron desfilar a los nietos y los abuelos en el mismo grupo. Por eso, varios bebes vestidos de gauchos dijeron presente en los brazos de algunos familiares.
El desfile fue en la avenida Libertador entre Mariano Moreno y Santa María de Oro. Y además del desfile hubo espectáculos de baile y música.