Mauricio Macri utilizó los últimos setenta y cinco minutos del retiro espiritual en Chapadmalal para desmenuzar su mirada del poder y sus intenciones políticas. "Tenemos que buscar un equilibrio entre la sensatez y la utopía", propuso Macri frente a su Gabinete. Y remató: "Tenemos que lograr que los que menos tienen, tengan el derecho a elegir. Esa debe ser nuestra meta".

El Presidente estaba distendido y articuló un discurso que apenas se apoyó en las notas que tenía al alcance de su mano. Insistió con su concepto de la pasión como forma de vida y exigió racionalidad en la administración del trabajo cotidiano. Cuando terminó su discurso, Macri saludó a los ministros y partió rumbo a su quinta Los Abrojos, para terminar allí su fin de semana.

Al margen de las exposiciones de los ministros – sin PowerPoint y con una duración máxima de cinco minutos-, el chit chat en Chapadmalal tuvo como eje a Hugo Moyano y su movilización del próximo jueves. Moyano le dijo a la periodista María O´Donnell que hubiera sido un empresario de éxito si no se hubiera decantado como líder gremial, y esa frase sirvió para precisar la perspectiva oficial sobre el sindicalista que es acusado de lavado de dinero, defraudación pública y otros delitos conexos. "Tiene que quedar claro que no defiende a los pobres y que la marcha es en defensa propia", explicó a Infobae un ministro que conoce las mañas y la ética personal del jefe sindical.

Moyano apareció en todas las conversaciones, una circunstancia que no sucedió con la situación judicial del ministro Luis Caputo y el subsecretario Valentín Díaz Guilligan, ambos investigados por la Oficina Anticorrupción que dirige Laura Alonso. Macri exigió transparencia y esperará los dictámenes de Alonso. Caputo es clave para la Casa Rosada, mientras que Díaz Guilligan es una pieza menor que tiene las horas contadas. Los dos funcionarios deben explicar sus respectivas vinculaciones con empresas radicadas en el exterior. Y si las explicaciones no satisfacen a Macri, serán eyectados de la Casa Rosada.

Guillermo Dietrich, ministro de Transporte, utilizó sus cinco minutos para las próximas licitaciones de autopistas, el canciller Jorge Faurie describió la futura agenda del G20 y las negociaciones para cerrar un acuerdo histórico con la Unión Europea, Hernan Lombardi –titular del Sistema Federal de Medios—adelantó que su proyecto ícono será digitalizar y poner en una sola plataforma todos los contenidos públicos de la Argentina, en tanto que Patricia Bullrich explicó su modelo de seguridad nacional y Caputo adelantó sus intenciones de empujar los créditos hipotecarios hasta llegar a cinco puntos del PBI por año.

El retiro espiritual tuvo un clima distendido, pero era posible observar los distintos niveles de poder. Marcos Peña articuló todas las reuniones, mientras que en el otro extremo de la correlación de fuerzas, se ubicó el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Peña y Monzó jamás harían pareja en los torneos de paddle que tanto divierten a Macri.

Además de las exposiciones ministeriales, hubo un cónclave de tres horas que sirvió para debatir sobre política y la agenda de Cambiemos hacia las elecciones presidenciales de 2019. Peña abrió el cónclave y cada uno de los ministros levantaba la mano, pedía la palabra y exponía su propio punto de vista. Tres conclusiones aparecieron después de 180 minutos de charlas, chicanas y sonrisas compartidas: Macri va por la reelección, es indispensable enderezar la economía y, sin el peronismo unido, los sueños de poder serán más fáciles de realizar.

A la hora señalada, el Presidente y su ministra de Seguridad ingresaron a la cancha de Chapadmalal. Al otro lado de la red, Lombardi y el ministro Andrés Ibarra ya habían definido su estrategia: globo por encima de Bullrich para que Macri corriera hasta rendirse. El plan fracasó: la ministra cumplió una digna actuación y el Presidente demostró que su rodilla responde a su voluntad de ganar. Macri/Bullrich derrotaron Lombardi/Ibarra por 6 a 2.

Minutos más tarde, la dupla ganadora enfrentaba a Peña y Fernando de Andreis, secretario General de la Presidencia. Duelo a muerte que se ejecutó plagado de chicanas, tiros a los ángulos y estocadas de salón. Poco pudo hacer Macri y Bullrich: derrota inapelable por 6 a 4. Peña y De Andreis no paraban de reírse.

Fuente: Infobae