Mauricio Macri llegó a Houston, el corazón petrolero de los Estados Unidos, con una agenda corta e intensa dedicada especialmente a conseguir inversores para desarrollar Vaca Muerta, la segunda reserva comprobada de gas no convencional en el mundo y una suerte de sitio de moda para el negocio petrolero de todo el mundo.

El presidente llegó en un avión privado con la primera dama, Juliana Awada, y lo acompañaron los ministros de Energía, Juan José Aranguren, y de Producción, Francisco Cabrera.

La primera estación que tocará el helicóptero que le servirá a Macri para esquivar el superpoblado tráfico houstoniano será una planta de la petroquímica Dow Chemical en Oyster Creek, muy cerca del Golfo de México, un área salpicada de plataformas petroleras.

Macri la visitará acompañado por los ejecutivos de Dow Argentina, que el año pasado invirtió US$ 500 millones junto a YPF en Vaca Muerta a pesar de que no suele dedicarse al negocio de la extracción petrolera. Las dos compañías pondrán en todo ese proyecto casi US$ 2.500 millones y el rumor en el mercado petrolero texano es que Macri pueda anunciar algún acuerdo sobre ese desarrollo.