Fuertes acusaciones se escucharon ayer después de que la escritora y ensayista Beatriz Sarlo declarara ante la Justicia que la esposa del gobernador bonaerense le ofreció la vacuna Sputnik V contra el coronavirus.

La ensayista de 78 años se presentó como testigo ante la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Eduardo Taiano, que investigan el vacunatorio VIP. Aportó mails en donde consta que la ensayista no estaba de acuerdo en recibir una vacuna como premio sin hacer colas ni esperar turnos.

"El ofrecimiento fue a fines de enero por intermedio de mi editor, Carlos Díaz. Por lo que yo entendí, desde provincia de Buenos Aires estaban vacunando para lograr fotos que persuadieran a la gente", declaró Sarlo ante Capuchetti.

Sarlo describió que la invitación "llegó desde provincia de Buenos Aires, a través de la esposa del gobernador, Soledad Quereilhac", quien había sido alumna suya.

"Carlos Díaz me dijo que la idea era legitimar la vacuna a través de figuras públicas. Yo soy de Capital, no estaba anotada en el registro", reiteró la escritora. Yo no quería que se transforme en un toma y daca, por vacunar a una persona conocida", refirió.

Antes de que se conociera la existencia del vacunatorio VIP, Sarlo había dicho en televisión: "Me ofrecieron la vacuna bajo la mesa y dije: Jamás". Consultada luego acerca de si iba a revelar quién se la había ofrecido, prometió que lo haría sólo si un fiscal la convocaba.

Capuchetti y Taiano tienen a su cargo la investigación para determinar si se cometió delito cuando se organizó un vacunatorio VIP en el Ministerio de Salud, para inyectar a gente antes de que le tocara el turno.

Tras la declaración de la escritora ante la Justicia, la esposa del gobernador Kicillof, dijo que "para sobreactuar su honestidad, Sarlo no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras". En tanto Kicillof estalló de furia y denunció que "esto es un ataque canalla contra mi esposa y mi familia".

Tras el escándalo, Sarolo hizo mea culpa: "En general tengo expresiones poco apropiadas, no era por debajo de la mesa", dijo. Me autocritico fuertemente. Sí mantuvo su línea al considerar que cualquier cosa que llega por fuera de los protocolos comienza debajo de la mesa".

De bajo perfil, Soledad Quereilhac, la esposa de Kicillof, es una prestigiosa investigadora del Conicet.