La dirigente social Margarita Barrientos se refirió a la falta de ayuda a los comedores sociales, por lo cual tuvo que cerrar dos de estos establecimientos dado que “no alcanza la comida”.

“Lo peor que se le puede decir a una persona es que no alcanza la comida. No le puedo decir a las chicas que vayan a decirlo, tengo que salir y decirlo yo”, contó angustiada la fundadora del comedor Los Piletones.

La razón por la cual no alcanza la comida es porque las donaciones que llegan a Buenos Aires las está derivando a Santiago del Estero. El comedor que funciona en esa provincia no recibe ayuda hace tiempo: “Este comedor de Los Piletones está abasteciendo al de Santiago del Estero”.

Barrientos añadió: “Hoy vinieron unas mujeres que se acercaron para pedir por primera vez por el comedor, que me contaron que los maridos se habían quedado sin trabajo y tenían hijos adolescentes. La mirada era triste, hacia el piso. Y yo no quiero llegar a eso porque mi futuro y el de mucha gente depende de esto”.

Además, contó que anda con “algunos problemas de salud”. “Cuando solucione estos problemas en los comedores me voy a dedicar un poco a mi”, dijo visiblemente emocionada.

La dirigente agregó que también tienen un hogar de abuelos en Santiago del Estero y que no quiere tener que decirle a las enfermeras que trabajan allí que tiene que cerrar porque no puede pagarles un sueldo.

“Hice muchas cosas en Santiago del Estero, como un centro de salud, que no se inauguró por la pandemia”, contó también sobre las acciones que realiza en esa provincia del interior del país.

El pedido de ayuda de Margarita Barrientos

La dirigente social ya se había manifestado sobre la ayuda que no llega a sus comedores. “Estoy sufriendo mucho porque hace nueve meses que no tengo ayuda y cuesta mucho. Un comedor que estaba en el barrio Colonia Osvaldo en Santiago del Estero lo tuve que cerrar por falta de ayuda”, había dicho la fundadora del comedor Los Piletones en declaraciones a Radio Mitre.

También había contado sobre el caso del comedor social que dejó de funcionar en Cañuelas. “Lo tuve que cerrar porque tampoco pude seguir. La gente me ve o le dice a mis hijos que viven en el barrio y están orando para que yo abra el comedor. Y a mi me da una impotencia, no te imaginás”, dijo en esa entrevista.