El hallazgo que reactivó la causa del Triple Crimen de General Rodríguez y terminó con una ola de detenidos y allanamientos se dio hace ocho meses en un depósito para guardar muebles en el barrio de Belgrano. La Policía de la Ciudad llegó al lugar con algunos datos y se sorprendió con el hallazgo: más de 150 kilos de efedrina y algo de cocaína. La noticia también sorprendió a los dueños del lugar, acostumbrados a lidiar con otro tipo de clientes. Las declaraciones de los responsables del depósito confirmaron que no sabían nada sobre el cargamento. Como era de esperar, nadie se hizo cargo.

Ese operativo, guardado bajo siete llaves, fue la punta del iceberg para reactivar la investigación sobre el Triple Crimen, un expediente que lleva más de diez años sin todos los responsables detenidos.

En el juzgado de María Servini, que recibió la causa a comienzo de 2016, trabajaron en silencio para armar el rompecabezas. Algo similar había ocurrido en 2016. En aquella ocasión se hallaron 250 kilos de efedrina escondidos en un galpón aledaño al aeropuerto de Ezeiza. La Justicia allanó ese lugar a partir de un dato suministrado horas antes por el entonces titular de la Aduana, Juan José Gómez Centurión.

Entre los detenidos está Cristian Heredia, un profesor de educación física del club Liniers y amigo de Leopoldo Bina. En ese club se dieron varios de los encuentros con las otras víctimas.

Heredia compraba anabólicos para algunos de sus clientes en el gimnasio. Uno de esos clientes era Silvio Salerno, primo de Jose Luis Salerno y socio de Damián Ferrón.

“(Heredia) estaba a cargo de un gimnasio en el que entrenaba Bina, a Ferrón lo conoció en un boliche y luego éste le traía medicamentos para quemar grasas y otros de una farmacia de Juan B. Justo y Nazca, después no trabajó más ahí y mandó a Gustavo. Ferrón y Bina se reencontraron en el gimnasio, se conocían de antes, quedaron en hacer un almuerzo en el Club Liniers, Damián vino con Forza y ahí lo conoce Leo”, describe la sentencia del Tribunal Oral de Mercedes que condenó a los hermanos Lanatta y a Víctor Schilacci.

Entre los detenidos, según pudo saber Infobae, aparece Jorge Omar Lazota, un empresario de Puerto San Julián, una pequeña localidad de Santa Cruz, que tuvo vínculos y participación activa en la política.

En la investigación consta que estuvo vinculado a la política en la localidad de Almirante Brown. Hace tiempo ya había regresado a su ciudad natal, donde tiene un complejo de cabañas y otros negocios.