El Gobierno nacional aceptó ayer la sorpresiva renuncia del cura Juan Carlos Molina a la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), que se produjo por ‘motivos personales‘ y por considerar que ‘había cumplido su objetivo‘, según aseguró el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

‘Estuvo conmigo (el miércoles) a la mañana, me hizo conocer la situación personal, que creía que había cumplido su objetivo, y que por motivos personales se apartaba. Me dejó la renuncia, y a la tarde cuando vino la Presidenta, decidió aceptarla‘, explicó el funcionario a la prensa antes de ingresar a la Casa Rosada. Molina había asumido el 29 de noviembre de 2013 y ahora presentó su dimisión, que fue aceptada a través del decreto 818/2015 publicado en el Boletín Oficial.

Molina, de 48 años, llegó a su cargo luego de una larga relación con la familia Kirchner: fue sacerdote en Santa Cruz y director de una escuela rural durante las gobernaciones de Néstor Kirchner en esa provincia. El sacerdote se desempeñó como asesor ‘ad honorem‘ de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, desde 2007, hasta que a finales de 2013 fue designado al frente de la Secretaría antidrogas. Durante su gestión, generó polémica por su posición a favor de ‘no criminalizar‘ el consumo personal de drogas.