Buenos Aires, 9 de noviembre.- Los intendentes Gaspar Lemos, de Río Ceballos; Germán Jalil, de Unquillo y Daniel Salibi, de Mendiolaza, tomaron la decisión tras comprobar que los cortes de la semana pasada resultaron positivos para preservar las escasas reservas de agua, que quedan como consecuencia de la gran bajante del Dique La Quebrada.
Los nuevos cortes se producirán de 6 a 6 en lugar de las 0 a 24, como se aplicó la semana pasada.
En Río Ceballos volverá a interrumpirse la provisión de agua el miércoles y el domingo, mientras que en Unquillo y Mendiolaza el servicio se verá afectado el jueves y el sábado. En todos los casos el suministro será normal el viernes.
"Lo más importante que hemos visto es el nivel de reducción de requerimiento de agua al dique. Son 14 millones de litro de agua", graficó Salibi, quien estimó que podría volver el cronograma de cortes aunque rogó por la pronta llegada de las lluvias.
Sin embargo, el agua llegaría recién para el fin de semana, según adelantó el meteorólogo Mario Navarro.
Según las estimaciones, el viernes por la tarde-noche "se producirían tormentas con chaparrones de mediana intensidad, con milimetrajes interesantes" para paliar la difícil situación que se vive en la provincia.
Dentro de los críticos panoramas, en la localidad de Salsipuedes, la situación se complica porque esa población se abastece de agua a través de pozos que están casi secos, informó el intendente Sergio Cornejo.
"Las perforaciones son cinco, que están funcionando en un 50 por ciento, por lo que estamos distribuyendo agua en camiones, con los que no damos abasto", dijo el jefe comunal.
En la turística Villa Carlos Paz, que se alimenta de la planta potabilizadora de Cuesta Blanca, que nutre el río San Antonio, muy lejos de sus niveles, el alerta rojo sigue vigente y las autoridades extreman controles para que el uso se limite al consumo humano y se eviten los derroches, los que son sancionados con multas.
La Cooperativa concesionaria del servicio a Villa Carlos Paz instaló una bomba alternativa en el lago San Roque, de donde saca agua para proveer al barrio Costa Azul, en el ingreso norte de la ciudad.
En Cosquín, otra población del Valle de Punilla, se apela a la extracción de agua del balneario La Toma que se distribuye en camiones, con prioridad a hospitales, geriátricos y escuelas, aunque no es apta para el consumo y sólo puede ser usada para higiene y servicios sanitarios.
En la capital cordobesa, un comité de emergencia analiza de continuo la marcha de la situación. "De acuerdo con los controles el consumo `per cápita` se ha reducido en buena medida", dijo hoy el subsecretario de Recursos Hídricos, Jorge Masiah.
Esta situación, que se atribuye a una mayor concientización de los vecinos, está evitando que por ahora no se hayan decidido cortes de agua, cuyo suministro está garantizado, pese a los más de siete metros por debajo del máximo nivel de embalse del Dique San Roque.