Una nueva imagen captada en un puesto de peaje agregó más misterio sobre la desaparición de la familia Pomar en Buenos Aires.

El sábado 14 de noviembre, Fernando Pomar, de 40 años, y Gabriela Viagrán, de 37, junto a sus dos hijas, Candelaria, de 6, y Pilar, de 3, salieron de su casa de la localidad de José Mármol, en el sudoeste del conurbano.

En un auto Fiat Weekend rojo iban supuestamente hacia Pergamino, donde Fernando tendría el lunes pasado una entrevista de trabajo. Pero nunca llegaron y nadie se puede explicar qué pasó.

La familia, que viajaba por la tarde con su perro caniche blanco, nunca llegó a destino y no hay rastros del camino que pudieron haber tomado.

En medio del misterio, el viernes pasado, los investigadores encontraron una filmación captada en un puesto de peaje que mostraba a Fernando Pomar, jefe de la familia, conduciendo el auto a las 20.07, aunque sin que se viera al resto de su familia.

La imagen en soledad de Pomar dentro del auto -sacando su cabeza y su brazo izquierdo por la ventanilla y gesticulando, al salir de una cabina de peaje de Villa Espil, en la ruta nacional 7- había generado versiones sobre la suerte que habían corrido su mujer y las dos nenas de la pareja. Testigos del peaje, sin embargo, dijeron que creían haber visto a la esposa y las nenas.

Pero ayer creció el misterio, cuando medios de comunicación dijeron que habían encontrado al perro de los Pomar asesinado de dos disparos y envuelto en ropas de mujer, tirado en un costado de la ruta 7.

Sin embargo, los detectives a cargo de la investigación de la fiscal Karina Pollici desmintieron que el animal fuera la mascota de la familia desaparecida.

Ahora, los investigadores encontraron en las últimas horas una nueva filmación: es la del peaje anterior, llamado "El Rodeo", en donde se confirma que -al menos hasta allí y hasta las 19.45/49- Pomar iba con su familia.

El horario coincide, además, con el momento en que los Pomar se habrían comunicado por teléfono celular con su familia de Pergamino para avisar que ya estaban en viaje y llegarían en poco tiempo más.

María Cristina de Viagrán, madre de Gabriela, señaló que ya no sabe qué pensar y que hasta imagina que los secuestraron por error. "Me hago la idea de que se equivocaron de personas y ahora no se animan a largarlos. Lo único que queremos es tener noticias", aseguró.

Agregó que cuando su hija se casó con Fernando Pomar, él se convirtió en "una especie de autoridad" para el hijo mayor de la mujer, de un primer matrimonio, algo que, confió, a ella le molestaba un poco porque le obligaba a su nieto -por ejemplo- comer comidas que no quería.

Cuando le preguntaron sobre una posible deuda de su yerno, la mujer afirmó: "que yo sepa, tampoco; se metía (en gastos) hasta donde podía".

María Cristina envió un mensaje a su hija: "La estamos esperando con el corazón abierto".