El avión despegará este jueves desde Ezeiza. Con destino al aeropuerto de Barajas, en Madrid. Viajarán algunos españoles que quieren volver a su país, algunos argentinos radicados en la Península Ibérica que quieren volver a sus casas, y 9 parejas que conectarán sus vuelos con otro hasta Kiev, la capital de Ucrania. Van a conocer a los hijos que tuvieron a través de la subrogación de vientre, o a esperar a que esos bebés nazcan lo más cerca que se pueda de ese primer abrazo. Son familias que tenían pasajes para estar en ese país al momento del parto de las mujeres gestantes, pero que finalmente volarán en un vuelo de repatriación de Aerolíneas Argentinas porque el coronavirus y el cierre de fronteras metió la cola.

"La noche del 18 de mayo nos fuimos a dormir un tanto ansiosos. Nos habían avisado que el parto de Sol podía adelantarse. Yo duermo entre ocho y nueve horas por día pero el 19 a las 5.45 empecé a dar vueltas en la cama, muchas horas antes de lo habitual. Entró un mensaje de WhatsApp y pensé que sería de alguna de las parejas que quedó varada en Ucrania por estar allí desde antes que se cerraran las fronteras. Pero agarré el teléfono y había nacido mi hija", cuenta Patricia.

Casada con Gustavo, intentó quedar embarazada a través de tratamientos de fertilidad de baja y alta complejidad y con ovodonación, y se inscribió para adoptar en Argentina y en Rusia. Nada de eso resultó, así que optaron por la subrogación de vientre a través de la empresa ucraniana Biotexcom.

Cuando el presidente Alberto Fernández decretó el cierre de fronteras había 17 familias argentinas que tendrían a sus hijos en la clínica que esa firma tiene en Kiev entre marzo y septiembre, momento en el que, hasta ahora, está previsto el regreso de vuelos comerciales. Ese cierre les impedía ir a encontrarse -y a buscar- a sus hijos hasta Ucrania.

En cuanto se dio a conocer la situación, la abogada Ana Rosenfeld se contactó con el grupo de madres y padres que accedieron al tratamiento de vientre subrogado por entre 40.000 y 60.000 euros, según contaron a Clarín. Por la ley ucraniana, sólo pueden acudir a este procedimiento parejas heterosexuales que estén casadas. A la vez, el embrión debe incluir el material genético de al menos uno de los dos integrantes de la pareja.

La subrogación de vientre es un proceso que despierta debates en el seno de los feminismos. Dado que en la mayoría de los casos media un pago a la mujer gestante y a la clínica que intermedia, hay quienes sostienen que es una de las formas de la explotación del cuerpo de las mujeres, especialmente las de menores recursos. A la vez, hay quienes destacan que se trata de una decisión que reafirma la autonomía del cuerpo de cada mujer.

En Argentina la subrogación de vientre quedó fuera de la última modificación del Código Civil. Sólo puede hacerse a través de un amparo otorgado por la Justicia, y se debe demostrar un vínculo altruista -no mediado por lo económico- entre la mujer gestante y la o las personas que tendrán ese hijo. Según publicó el diario español El País en agosto del año pasado, los Poderes Judiciales de distintos países europeos investigaban a Biotexcom por delitos como tráfico de personas, documentación falsa y evasión de impuestos.