Juntos. Ojea (derecha) y Poli (izquierda) en la rueda de prensa en la sede del Episcopado.

El flamante titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, afirmó ayer que la nueva conducción de la Iglesia quiere "contribuir al diálogo entre los argentinos" así como "crear las mejores condiciones" para que se concrete la visita del papa Francisco al país, y que "se cumpla su magisterio".

Así lo señaló en una conferencia de prensa que brindó ayer en la sede de la CEA, de la que participó también el vicepresidente primero de la institución, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli; y el secretario general, monseñor Carlos Malfa.

En la rueda de prensa, Ojea explicó que, con el recambio de sus autoridades, el Episcopado "renovó su compromiso de hacer una conversión pastoral y misional hacia una Iglesia más simple" y marcó como una de las metas en el orden pastoral "trabajar para que nadie quede excluido".

"Con humildad como pastores, no como técnicos ni como políticos, queremos contribuir al diálogo entre los argentinos. Nos cuesta convivir, nos cuesta sentarnos a la misma mesa y no enojarnos", planteó Ojea, obispo de San Isidro, que fue elegido la semana pasada por sus pares en una asamblea en Pilar para presidir el Episcopado por los próximos tres años.

El presidente del Episcopado -que sucede a monseñor José María Arancedo, quien ocupó durante seis años la presidencia del cuerpo- fue consultado sobre una eventual visita del papa Francisco a la Argentina y sobre si esa contribución al diálogo que planteó Ojea puede contribuir a la concreción de la esperada venida de Jorge Bergolio al país. "La agenda del Papa es intensa. Él está permanentemente invitado. El pueblo argentino desea su presencia y él sabrá cuándo" será el momento, dijo Ojea y agregó: "Nuestra misión es crear las mejores condiciones para esa visita tratando de que se cumpla su magisterio".

Ojea sostuvo que "el trabajo no es una mercancía" y que es "responsabilidad de toda la sociedad conservar los puestos de trabajo y que no se vulneren los derechos laborales", a propósito de la reforma laboral impulsada por el Gobierno nacional.

"Según la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo no es una mercancía y hace a la dignidad de la persona; es un ordenador de la vida", indicó Ojea. En ese marco, aseveró que "toda la sociedad es responsable de que se puedan conservar las fuentes de trabajo y que no se vulneren los derechos laborales".

Asimismo, Ojea dijo que "se necesitan crear fuentes de trabajo" y que los obispos están "muy preocupados con el avance de la tecnología, lo que genera pérdida de fuentes de trabajo". (Télam).