La denuncia ante la justicia ordinaria y el acompañamiento prioritario de las víctimas, son la clave del borrador de un protocolo para casos de abusos sexuales cometidos por clérigos que la Conferencia Episcopal Argentina comenzó a delinear en la más estricta reserva. El objetivo de la iniciativa es concientizar hacia adentro de la Iglesia de que los abusos a menores de edad son ‘un delito execrable‘ y no sólo ‘un pecado lacerante‘ o ‘una falta muy grave‘, como supieron interpretar en el pasado ciertas autoridades eclesiásticas.

También para desterrar las ‘protecciones‘, ‘silencios‘ y ‘omisiones‘ en que pudieron incurrir obispos enviando sacerdotes pederastas a retiros o reclusiones forzadas, sin denunciarlos primero ante los tribunales civiles. El tema fue motivo de análisis en el último plenario episcopal y, aunque no figuró en el programa distribuido a la prensa, el centenar de obispos dedicó casi una jornada a la redacción de una guía de alcance nacional, para afrontar de manera ‘coordinada y eficaz‘ los casos de abusos en dependencias eclesiásticas y colegios confesionales.

El proyecto está orientado a la creación de un Consejo Nacional para la Prevención de Abusos, con el fin de proponer, orientar, supervisar y evaluar políticas preventivas. ‘La prioridad es y debe ser a favor de las víctimas. No cabe, frente a una denuncia o la menor sospecha, hacer solidaridad corporativa y negar, encubrir u ocultar acusaciones‘, dijo un influyente obispo. ‘En ninguna circunstancia puede mantenerse en el cargo a quien debiendo educar o tutelar a un niño comete un delito sexual, por lo que hay que denunciarlo, separarlo y juzgarlo‘, agregó el experto en derecho canónico.

El disparador del debate fue el ‘juicio y acoso mediático‘ al que, según el arzobispado de Paraná, está siendo sometida la Iglesia a raíz del proceso penal en contra del sacerdote Justo José Ilarraz, a quien se le imputan unos 50 casos de abusos cometidos entre 1987 y 1993.

También buscó responder a las orientaciones a modo de sugerencias que el papa Benedicto XVI remitió en 2010 a las conferencias episcopales para que instrumenten protocolos nacionales, en el marco de su plan de ‘tolerancia cero‘ para combatir cualquier caso de abusos que pueda darse en la Iglesia. Esta cruzada papal también exige a los obispos del mundo ‘una eficaz y exigente labor de discernimiento‘ de los candidatos que ingresan a los seminarios, para evitar nuevos escándalos allí donde más se cometieron.

El cardenal Jorge Bergoglio aseguró que los curas abusadores tienen ‘perversiones‘ previas a la opción del celibato. ‘Son perversiones de tipo psicológico previas a la opción celibataria. Si hay un cura pedófilo, es porque lleva la perversión desde antes de ordenarse. Y tampoco el celibato cura esa perversión. Se la tiene o no‘, sentenció al abordar el tema en el libro ‘El Jesuita‘.

Un relevamiento judicial reveló que en los últimos 50 años se sustanciaron en el país al menos 34 denuncias concretas por abusos sexuales de este caso.