Definir cuál es la incidencia electoral de la operación realizada a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner nos lleva a analizar cuestiones referidas al poder, a su ejercicio y construcción, a las razones del voto entre otros aspectos.

El ejercicio del poder y la construcción del mismo que ha realizado el kirchnerismo es muy particular. En cada acción, en cada política construye poder. Desde abajo hacia arriba, sustentado en la legitimidad popular, que fue una de las principales obsesiones del fallecido expresidente Néstor Kirchner y también lo es de Cristina Fernández de Kirchner. Y no está mal, la democracia exige legitimidad en forma cotidiana, no sólo en los actos electorales.

En referencia al ejercicio del poder de Cristina, es -como todo el peronismo- excesivamente vertical. Una prueba muy reciente de ello es que el Frente para la Victoria, autor ideológico de las PASO, para que los partidos elijan democráticamente sus candidatos, tuvieron en la mayoría de los distritos del país, una única lista de candidatos.

El ejercicio del poder vertical y consensuado, legitimado por el voto popular hace que muchos actos o situaciones que afecten al líder tengan alto impacto no solo en las cuestiones de Estado, sino en la sociedad en su conjunto.

Si a esto incluimos las diversas razones del electorado argentino en la emisión del voto, donde las cuestiones afectivas, sentimentales, emotivas tienen una incidencia muy alta, siendo casi más importante que lo ideológico o lo racional, podemos concluir que sin lugar a dudas incidirá al momento de votar.

La duda persiste: ¿Este conjunto de situaciones incidirá para votarla en mayor o en menor cantidad? Los antecedentes en nuestra cultura latina indican que es probable que incremente su caudal electoral, pero es necesario reconocer que no sólo depende de una cirugía. Y que es probable que esa mayor cantidad de votos, el 27 de octubre, se deban a muchos otros factores.