Buenos Aires, 10 de noviembre.- El gobierno de San Luis declaró hoy la emergencia hídrica en la provincia, por lo que aplicará de manera preventiva restricciones al uso del agua, mientras en Córdoba la policía custodiaba camiones que reparten líquido para evitar nuevas agresiones de pobladores afectados por la sequía.
En tanto, fuertes lluvias cayeron en las últimas horas en Chaco y Santiago del Estero, lo que permitió un descenso de las temperaturas que superaron 30 grados durante semanas, pero no alcanzó para descomprimir la sequía que afecta a esas provincias.
El gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá firmó anoche un decreto que restringue "el uso del agua de los diques Esteban Agüero y La Florida para uso estrictamente humano", dijo hoy el director de San Luis Agua, Daniel Woskoboinick.
Así, no se utilizarán esas reservas de agua para actividades agropecuarias, ya que son las que proveen a la ciudad capital.
Woskoboinick destacó que la emergencia hídrica "es una medida preventiva, no queremos llegar a la situación de Córdoba". El funcionario aclaró que la ciudad de San Luis "recibe el agua que nos solicita".
Asimismo, señaló que "la sequía en San Luis es prolongada, ya que hace unos ocho meses que no tenemos precipitaciones" suficientes, por lo cual, indicó, "el agua tiene un deterioro en la calidad".
El ministro de Salud, Julio Quevedo, recomendó a la población que hierva el agua que consume porque se detectaron 130 casos de gastroenteritis, número que supera la media estacional.
En Córdoba, la policía comenzó hoy a custodiar a los camiones que reparten agua en la localidad de Salsipuedes, tras las agresiones que sufrieron ayer los choferes ante la "desesperación" de los pobladores por la falta de suministro.
El intendente de Salsipuedes, Sergio Cornejo, dijo a DyN que se instrumentó el operativo de seguridad para "acompañar a los camiones" porque ayer "hubo agresiones verbales" de vecinos.
En esa localidad, personal de Gendarmería también aportó un camión cisterna para la distribución de agua.
Cornejo admitió que en la zona hay "una cuenta regresiva de 10 a 15 días", porque si persiste la falta de lluvias "vamos a tener que empezar a trazar una logística de traer agua de no sé dónde porque no vamos a tener para 11.500 habitantes".
El intendente dijo que por "desesperación" ante la falta de agua "la gente ha generado algunos actos de agresiones", que "no fueron violencias extremas a nivel físico, pero sí agresiones verbales y se han empezado a plantear diferencias entre los vecinos".
Cornejo admitió que las entregas tenían un "retraso de cuatro y hasta cinco días" y señaló que "hasta ahora, sólo el 50 por ciento de la capacidad operativa de los pozos de agua funciona".