La Justicia de Morón convirtió ayer en prisión preventiva la detención de seis de los siete arrestados por el caso de Candela Rodríguez, al dar por sentado que el secuestro y el asesinato de la nena se debió a un “ajuste de cuentas no convencional” impulsado por el último de los imputados, para vengarse del padre de la chica.

En una resolución de más de cien fojas, el juez de Garantías Alfredo Humberto Meade avaló la hipótesis de la Fiscalía en donde se sostiene que Hugo Bermúdez habría sido el asesino de la nena.
El juez coincidió en tildar como partícipes necesarios al resto de los imputados: Gladys Cabrera, Néstor Altamirano, Alberto Espíndola, Guillermo López y Fabián Gómez. Mientras tanto, Héctor ‘Topo‘ Moreyra, señalado como el autor intelectual del secuestro y cuyo pedido de prisión preventiva todavía no se materializó, reclamó ayer ampliar su declaración indagatoria para intentar revertir la carga de pruebas en su contra.

El reclamo de Moreyra se concretó en el marco de una audiencia realizada al mediodía en los tribunales de Morón, pese al feriado, encabezada por el juez Meade. El juez escuchó a los defensores antes de resolver si dictaba la prisión preventiva de los involucrados, tal como lo solicitó la semana pasada la Fiscalía.

Pero en una resolución conocida anoche, el juez resolvió dictar las preventivas, en base a los argumentos de la Fiscalía.

Para el fiscal Marcelo Tavolaro, Moreyra quería vengarse de Alfredo Rodríguez, padre de la nena, pero éste era más poderoso en el mundo del hampa y por eso eligió valerse de “terceras personas” con pasado criminal, lo que “le facilitaría las cosas”.

“Los denominados ’códigos de la calle’, entre los que figuran ‘la deslealtad y la traición’, son motivación más que suficientes para llevar adelante alguna acción vengativa”, dijo el fiscal. Fue así que Moreyra, según la Justicia, recurrió a Hugo Bermúdez, quien “de manera necesaria debió recurrir a otros nexos criminales (Alberto Fabián Espíndola, Gabriel Fabián Gómez, Guillermo Sebastián López y Leonardo Jara), también éstos con un profundo conocimiento del medio (delictivo), y con herramientas de información y conocimiento sobre la víctima, que le posibilitaron la “captación o mecanismo de engaño’ sobre Candela Sol Rodríguez, obteniendo su sumisión voluntaria”.

De acuerdo a la investigación, el prófugo llamado Leo, de 25 años, jugó a ser el ‘noviecito‘ de la nena antes del rapto, con el fin de obtener información clave para concretar el secuestro.