Julio Cobos se retira de la Vicepresidencia rodeado de silencios y de unos pocos amigos, tras protagonizar un sorprendente periplo político que lo llevó en sólo cuatro años a compartir y triunfar en la fórmula con Cristina Fernández, sepultar con su voto un proyecto estratégico del Gobierno, convertirse en un referente ineludible de la oposición y terminar su mandato en forma casi solitaria.

En 2007, mientras transitaba la etapa final de su mandato de gobernador radical de Mendoza encabezó el traspaso de los cinco mandatarios de la UCR con mando en las provincias que se abrazaron con entusiasmo al proyecto de ’Concertación plural’ que les propuso Néstor Kirchner con la idea de crear ‘una coalición estable de fuerzas políticas que den garantía y sustentabilidad al proceso de transformación‘. Cobos fue premiado con la candidatura a Vicepresidente de Cristina Fernández y ambos enfrentaron al binomio presidencial de la UCR, Roberto Lavagna-Gerardo Morales, al que sacaron una ventaja cercana a 30 puntos (45,2 contra 16,9). Pero la alianza oficial duró muy poco: a tres meses del nuevo gobierno, estalló el conflicto con el campo, que mantuvo en vilo a la política y polarizó a la sociedad. Cobos mantuvo silencio cerrado mientras la resolución 125, que fijaba retenciones móviles a productos agrarios, llegaba al Senado, tras ser aprobada en Diputados.

La sorpresa y el vuelco de la situación ocurrió en la sesión del 16 de julio, al cabo de 18 horas de debate, cuando Cobos protagonizó el acto político que lo puso al tope del candelero nacional. Intervino para definir un doble empate en 36 senadores por bando y pronunció las frases que hicieron historia: ‘Que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo, mi voto es en contra‘. Con ese acto sorprendente, el mendocino mutó de representante del Poder Ejecutivo en el Senado a referente ineludible de la oposición y un punto de convergencia de los sectores que buscaban cambios políticos y la derrota del oficialismo.

Cobos, que había sido expulsado ‘de por vida‘ del radicalismo tras los comicios de 2007, volvió a entusiasmar a sus correligionarios ante quienes aparecía como la figura que podía aglutinar a una UCR muy vapuleada desde la salida del gobierno de Fernando de la Rúa en 2001. Fue en los hechos en uno de los personajes centrales que llevaron a la derrota K en las elecciones legislativas de 2009. Pero en los dos últimos años, comenzó un proceso de desgaste y su aura de jefe de la oposición se fue apagando. Tanto, que quedó afuera del último proceso electoral y hoy su futuro político es incierto.