No todo es negro o blanco, ayer reinaron los matices en la apertura de la Cumbre de la Celac que se desarrolla en Buenos Aires. Los presidentes de Uruguay y Chile dispararon munición gruesa contra los regímenes dictatoriales que conviven el región, mientras Argentina y Brasil señalaron la oportunidad histórica de avanzar como nunca hacia la tan ansiada integración.

El presidente Alberto Fernández aseguró que "llegó la hora de hacer que la región defienda los mismos intereses", al dejar inaugurada formalmente la VII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que cuenta con la participación de representantes de las 33 naciones que componen este espacio.

Fernández instó a "encarar un proceso que nos lleve hacia la igualdad y hacia la justicia social". Además, llamó a "defender la democracia y las instituciones''. Asimismo, advirtió sobre "la ultraderecha que se ha puesto de pie y está amenazando a cada uno de los pueblos, y no debemos permitir que esa derecha recalcitrante y fascista ponga en riesgo nuestros pueblos"

En tanto su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, destacó el valor de la integración de la región para un "orden mundial pacífico, basado en el diálogo, el fortalecimiento del multilateralismo y la construcción colectiva de la multipolaridad".

Pero estos guiños hacia la integración regional contrastaron con el pensamiento y las denuncias de los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y de Chile, Gabriel Boric, que patearon el tablero.

El uruguayo, un factor de discordia desde hace largo rato en el Mercosur por su afán de buscar otros acuerdos comerciales por fuera del grupo, no ahorró críticas y advirtió que organizaciones como la Celac no pueden "tener un carácter de club de amigos ideológicos". Fue una crítica directa a la presencia de representantes de Venezuela, Nicaragua y Cuba en el foro que se lleva a cabo en Buenos Aires.

Lacalle Pou opinó que en numerosas ocasiones no se pasa a la acción los discursos que se llevan a cabo en foros como la Celac. En ese sentido, destacó que era momento de llevar la teoría a la acción.

"Para que este tipo de foros subsista -continuó- se tienen que generar esperanzas. Y las esperanzas se generan sobre el camino andado". Por otra parte, sin hacer referencia explícita a algún país, apuntó que algunas de las naciones que forman parte de la Celac no respetan los derechos humanos.

"Se habla del respeto a la democracia, a las instituciones y los derechos humanos (en el documento conjunto que suscribirán los miembros del bloque). Pero hay países acá que no respetan la democracia, ni las instituciones, ni los derechos humanos", profundizó Lacalle Pou.

Por su parte, el paraguayo Benítez instó a sus pares de la Celac a abordar la situación que vive la diáspora venezolana, una realidad que "no puede ser obviada", sino que "debe ser abordada para buscarle una solución", enfatizó. "No podemos mirar a un lado, cuando más de siete millones de venezolanos han abandonado sus hogares pidiendo refugio" en la región, recordó el presidente paraguayo en la que fue su última intervención en este foro, ya que este año termina su mandato. Por su parte, el presidente chileno, Gabriel Boric, reclamó exigir la liberación de los presos políticos de Nicaragua como así también elecciones libres en Venezuela. En este contexto, también criticó a su par peruana, Dina Boluarte, por la represión de las protestas, que ya dejaron casi 50 muertos en Perú, y subrayó "la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo" en ese país.

El escándalo que suavizó Alberto

El presidente Alberto Fernández subrayó ayer que "Chile tiene una gran canciller y un gran presidente, y tiene un Gobierno que nosotros queremos y respetamos mucho, con el que trabajamos muy bien". Además manifestó que "no le asigna ninguna relevancia" a la filtración de un audio grabado de la canciller chilena Antonia Urrejola durante una conversación reservada con sus colaboradores, en la que la diplomática habla en duros términos y hasta lo tilda de "weón" (huev...) al embajador argentino en Santiago, Rafael Bielsa, por sus críticas a la cancelación del proyecto minero Dominga. Esa explotación, en su etapa inicial de proyección, había sido pensada vinculada al desarrollo del paso fronterizo de Agua Negra, lo que relanzaría el comercio bilateral.

Alberto minimizó el episodio, al que definió como meras "habladurías" generadas por el "mal uso de conversaciones que son privadas, con algunos comentarios que uno hace con la libertad de no sentirse grabado". Esto contrasta con su guiño y denuncia por las escuchas ilegales contra la Justicia y la oposición en Argentina.

Embajador de Brasil

El Gobierno nacional otorgó en tiempo récord el plácet al nuevo embajador de Brasil en Buenos Aires, Julio Glinternick Bitelli. Actualmente embajador en Marruecos, Bitelli también encabezó delegaciones diplomáticas de Brasil en Túnez y Colombia, entre otros cargos.