Buenos Aires, 28 de mayo.- Los más de 20 años que lleva la investigación sobre el atentado a la AMIA encierran aún varios misterios. Uno de ellos increíblemente es la identidad de una persona que murió como consecuencia de la explosión, que integra el número de 85 víctimas, pero que nunca se supo su identidad. La Unidad fiscal AMIA insistió con el cotejo de huellas y pedirá colaboración al extranjero.

Un cuerpo NN está sin identificar pese a que ya se hizo un intento de hacerlo por tres vías. Por medio del cotejo de huellas, del intento de reconocimiento de familiares de víctimas y genética. No hubo caso. El cadáver, casi intacto, aún no tiene nombre.

El cuerpo sigue sin nombre en el cementerio, pero las fuentes consultadas por Infobae aseguran que con el devenir de nuevas tecnologías ahora se seguirá insistiendo para poder identificarlo.

Incluso, más allá que el cuerpo está entero y no hace suponer que la bomba explotó cerca suyo, la sospecha de que podría tratarse del terrorista suicida, está.

Paralelamente, sigue la búsqueda de una persona desaparecida a raíz de la explosión. Es un miembro de la comunidad judía que el 18 de julio de 1994 había concurrido a la bolsa de trabajo que funcionaba en la sede de la AMIA, según su familia, y que nunca más se supo de él. Se insistirá con su búsqueda, y se hará una compulsa a nivel nacional.

También hay restos humanos que siguen sin identificarse y podrían o no pertenecer al listado de víctimas que ya se conocen. Ahora se harán nuevos estudios para saber si corresponden a aquellas personas ya reconocidas como víctimas del atentado o no.

La causa ya tiene 200 cuerpos y más de 135 mil fojas y con la documentación que nunca antes se había podido acceder y que ahora se desclasificó, se suma una gigantesca documentación.