Un total de 90 cóndores han sido encontrados muertos en menos de dos años en Argentina debido a la ingesta de tóxicos ilegales, algo que no sólo pone en riesgo a esta especie sino a "todas las formas de vida", dijo ayer a Efe el titular de la Fundación Bioandina en el país austral, Luis Jacome.


Los envenenamientos de esta ave rapaz autóctona de la cordillera de los Andes se atribuyen, según organizaciones ambientalistas, a que algunos pobladores rurales utilizan un agrotóxico prohibido en el país para controlar pumas, zorros y perros.


Al verter estos tóxicos se está poniendo en peligro "la salud del equilibrio ambiental, no sólo al cóndor, sino a todas las formas de vida -que entran en contacto con el veneno-, al agua, a la tierra y a los humanos", afirmó Jacome, tras recordar que las aves carroñeras como el cóndor andino son las "encargadas de mantener la limpieza del ambiente".


De los 6.700 ejemplares existentes de la especie, "90 víctimas representan el 1,4 % de la población, que en términos humanos equivaldría a 90 millones de personas. Es como si de golpe, en pocos meses, desapareciera toda la gente de Argentina, Bolivia, Chile y Perú", explicó Jacome, tras calcular que se tardaría 150 años en reparar este daño ambiental. Esta especie es una de las más grandes del mundo -ronda los tres metros de longitud con las alas extendidas.