Se va. Monzó recibe el afecto de sus pares. Ratificó que al terminar su mandato no buscará renovar su banca.

El presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, fue reelegido ayer, por cuarta vez consecutiva, al frente del cuerpo, con el respaldo de la mayoría de los bloques parlamentarios, que elogiaron su capacidad de diálogo y trayectoria, durante una sesión preparatoria de la Cámara baja.

Al agradecer el respaldo de sus pares, Monzó dijo sentirse "orgulloso como político", y reivindicó "la rosca" política, al sostener que en base a esas conversaciones "se genera la confianza para aprobar las leyes y sacar un país para adelante", y eso, aseguró, "no se hace de manera virtual sino que se hace de manera personal".

Este mensaje hizo una alusión directa a sus socios de Cambiemos más afines a las redes sociales que al diálogo cara a cara, una estrategia política que ha generado muchos golpes al Gobierno no sólo en el ámbito del Parlamento.

Profundamente emocionado, Monzó destacó que "el futuro de la Argentina está en el diálogo", y puso de relieve los debates por la despenalización del aborto, la denominada ley "Justina", para agilizar la donación de órganos, y la urbanización de villas, a la vez que se comprometió "a seguir trabajando en la construcción de puentes y cerrar grietas". Tras admitir la necesidad de realizar más sesiones sobre tablas y regular las cuestiones de privilegio, Monzó ratificó su decisión de que este sea su último año como diputado, y al contestarle a la diputada massista Graciela Camaño, que minutos antes había asegurado que se iría al concluir su mandato y no sabía si él también lo haría, le respondió: "Graciela, nos vamos juntos", enfatizó sonriendo.

En el plenario, que se inició con casi una hora de retraso, fueron reelegidos además el peronista José Luis Gioja, como vicepresidente primero; el radical Luis Petri, como vice segundo, y el legislador de Argentina Federal, Martín Llaryora, en la vicepresidencia tercera del cuerpo.