Arturo Jauretche, de quien hoy se cumplen cuarenta años de su fallecimiento, fue un intelectual y político considerado uno de los máximos exponentes del pensamiento nacional por su militancia en contra de un modelo de país sometido a las potencias dominantes.

Nació en la localidad bonaerense de Lincoln, el 13 de noviembre de 1901, y murió en una Argentina convulsionada, el 25 de mayo de 1974, once días después del asesinato del padre Carlos Mugica a manos de la Triple A y casi un mes y medio antes de la muerte del entonces presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón.

Miembro de una familia compuesta por un padre empleado, una madre docente y diez hermanos, se recibió de abogado y comenzó su militancia en el partido Conservador. Con el golpe militar que derrocó a Hipólito Yrigoyen, en 1930, se enroló en las filas del radicalismo y participó de las escaramuzas callejeras contra los regímenes conservadores de los generales José Félix Uriburu y Agustín P. Justo.

En diciembre de 1933, empuñó un fusil y se destacó en los levantamientos armados radicales de San Joaquín y Paso de los Libres (Corrientes), donde fue capturado y enviado a prisión. Fue uno de los creadores de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), desde donde llamó a transformar la ‘Argentina colonial en una Argentina libre‘, junto con Raúl Scalabrini Ortiz, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane y otros, desde un sótano de Lavalle al 1700, donde continuó su lucha contra la conducción oficial de la Unión Cívica Radical.

Encabezó las ‘300 Boinas Blancas‘ que desde FORJA apoyó el golpe militar del 4 de junio de 1943 que derrocó al gobierno fraudulento del general Ramón Castillo y desde ese momento se produjo el acercamiento a los oficiales jóvenes que integraron el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), a quienes Juan Domingo Perón había respaldado. FORJA fue disuelto el 11 de noviembre de 1945, cuando Jauretche y muchos de sus integrantes se incorporaron activamente en apoyo a la candidatura de Juan Domingo Perón a la presidencia.

Saludó la llegada del peronismo, definió a Perón como ‘el hombre de la Revolución‘ y aceptó el cargo de presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires, hasta 1951, cuando se alejó por diferencias con la conducción económica. Sin embargo, tras el golpe de 1955, desde su exilio en Montevideo, se dedicó a escribir en defensa de lo conquistado durante diez años de gobierno popular con el semanario El 45 y el periódico El líder.

Durante el gobierno de Arturo Frondizi, en 1961, se postuló a senador nacional, en una reñida elección en la que varios candidatos se dividieron los votos del peronismo que estaba proscripto, consagrándose finalmente el socialista Alfredo Palacios.

En 1973 fue designado presidente de la editorial universitaria, EUDEBA, cargo que desempeñó hasta su muerte, a los 73 años, después de haber advertido un futuro violento para la Argentina. ‘Al revés de tantos políticos, yo subí al caballo por la derecha y termino bajándolo por la izquierda‘, fue una de sus frases más logradas para explicar la evolución de su pensamiento, en franca oposición al modelo agroexportador que convertía a la Argentina en un país semicolonial.

Descendiente de vascos e inventor de la palabra vendepatria, Jauretche es señalado por observadores como alguien con ideas que defendían la inclusión social.

Su obra incluye El paso de los libres (1934), El plan Prebisch – Retorno al coloniaje (1955), Los profetas del odio (1957), Ejército y política (1958), Política nacional y revisionismo histórico (1959), Prosa de hacha y tiza (1960), FORJA y la década infame (1962), Filo, contrafilo y punta (1964), El medio pelo en la sociedad argentina (1966), Manual de zonceras argentinas (1968), Mano a mano entre nosotros (1969), De memoria – Pantalones cortos (1972).

Fuente: Télam