Tras un viaje relámpago a Los Angeles donde se reunió con inversores y una chica argentina aspirante a austronauta, Javier Milei emprendió el regreso ayer a la Argentina para estar aquí y apoyar a sus candidatos en las cruciales elecciones de la provincia de Buenos Aires. Y aunque el jueves se daba por segura la presencia del Presidente en el búnker de La Libertad Avanza (LLA) en localidad platense de Gonnet este domingo, ayer había mucha cautela entre los funcionarios de peso en la Casa Rosada y preferían que el propio Milei les confirmara si va o no. No hay que ser analista experto para concluir que la presencia del Jefe de Estado en el búnker de LLA mañana dependerá del resultado de las elecciones.

La verdad es que nadie quiere que la cara del Presidente quede vinculada a una derrota como la del domingo último en Corrientes donde los libertarios quedaron cuartos. Tampoco hubo nada que festejar en Formosa y Santa Fe, las tras dos provincias que ya tuvieron cita en las urnas.

La idea primaria de la mesa de campaña era replicar las lógicas del búnker porteño que ofició de celebración luego de que el vocero presidencial, Manuel Adorni, en traje de candidato a legislador se impusiera por sobre el PRO y el peronismo en la Ciudad de Buenos Aires. Pero hoy es otro cantar.

El escándalo por la difusión de los audios que dan cuenta del presunto pago de coimas en Discapacidad, fue un mazazo para el Gobierno y amenaza con un castigo en las urnas que hoy por hoy nadie puede medir.

Lo único cierto es que no hay certezas en esta contienda electoral con este nuevo escenario con baja en los niveles de aprobación del gobierno y fuerte caída en la imagen presidencial.

El otro condimento al que todos temen es el ausentismo, aunque el trabajo para movilizar votantes por parte de los intendentes bonaerenses puede que haga la diferencia a la que se aferra todo el peronismo: el del gobernador Axel Kicillof, el del kirchnerismo de Cristina y del Frente Renovador de Sergio Massa.

Pese a que el propio Milei en el cierre de campaña en Moreno dijo que hay “un empate técnico”, son muchas las dudas. El oficialismo nacional verá con buenos ojos una derrota de hasta de 4 puntos porque así estaría sumando bancas en la Legislatura bonaerense. Pero si la derrota es más amplia e inapelable, será muy difícil de digerir porque podría estar marcando el ritmo de las urnas para las legislativas nacionales del 26 de octubre en las que Milei se juega el rumbo de su gestión y su futuro político.