El directorio del Banco Central (BCRA) resolvió este jueves dejar sin efecto dos medidas sobre tarjetas de crédito. Una de ellas es el tope a la tasa que las entidades pueden cobrar a sus clientes por refinanciar saldos de hasta $200.000. Ahora, cada institución podrá cobrar lo que quiera, según lo estableció la comunicación “A” 8026.

Esa operación, que en la jerga financiera se denomina revolving, había quedado con la tasa limitada desde la pandemia, cuando el gobierno de Alberto Fernández tomó varias medidas de alivio financiero. La última regulación había fijado el tope al costo de refinanciación en 122% nominal anual.

Sin embargo, tras la fuerte baja de tasa que el propio BCRA impulsó en los últimos dos meses, las entidades financieras ya habían empezado a aplicar costos más bajos a los clientes que hacían el pago mínimo o un pago parcial del resumen de sus tarjetas de crédito y planeaban seguir con la reducción.

Esto se explicaba por otro límite normativo que sigue vigente. El costo máximo del refinanciamiento está dado por la tasa de las líneas personales de cada institución. Según la ley de tarjetas de crédito, ese tope es equivalente a la tasa de préstamos personales del mes anterior de cada banco multiplicada por 1,25.