Nunca lo nombró. En la hora y cuarto que duró la entrevista, Fabiola Yáñez no lo nombró. Hablaba de él, del padre de su hijo, del papá de Francisco, con evasivas. Resultó una omisión deliberada y sugerente. No lo menciona por recomendación judicial: porque -explicó- “él tiene la costumbre de ir a algún juez amigo y denunciarme por cada cosa que hago”. Prefiere suprimir de su voz toda cita explícita a Alberto Fernández.

Tampoco hace falta que lo nombre. La filiación es inmediata y la polémica, notoria y archiconocida. El último domingo, hace apenas tres días, el ex presidente reapareció en la escena pública: aseguró que él jamás la golpeó y que la documentación comprobatoria de esas agresiones son falsas. “Yo creo que ella fue manipulada, claramente fue manipulada… La verdad es que yo soy cuidadoso de hablar de Fabiola porque ella tiene problemas que yo no quiero traer a la luz pública”, sostuvo en un reportaje en el canal de streaming Blender, en el que sí la mencionaba con su nombre.

Fabiola se presentó con su abogada Marcela De Leonardis en el estudio de Infobae. Se instaló de nuevo en Buenos Aires, alquila un Airbnb, desea volver a trabajar como periodista y como actriz. Pero su preocupación pasa por el bienestar de su hijo Francisco, de tres años y medio, nacido en abril de 2022, en el tercer año de mandato del por entonces presidente Alberto Fernández. Sospecha que su ex pareja le quiere sacar la tenencia del niño y desliza que la razón obedece a una cuestión de salud mental. “Él quiere demostrar que yo no puedo ser madre”, dice y alega cuestiones relativas a sus capacidades para maternar.

La vida en España, el regreso al país, el desamparo económico, los presuntos robos, la denuncia de impedimento de contacto, el techo donde vivir, el 30% de la jubilación, la fiesta en Olivos, los chats con María Cantero, el régimen de revinculación, las tres casas, la manipulación, el poder y los amigos que deben favores. De todo y sin nombrarlo habla Fabiola Yáñez.

-¿Cómo decidiste volver a Argentina?

-Fue una decisión paulatina y difícil. En principio comenzaron a suceder ciertas cuestiones que me fueron acorralando y las fui viendo un poco extrañas. Y el detonante de todo esto fue que mi madre tenía que volver. Como todos saben, en todo este tiempo me ha estado acompañando mi mamá, en estos dos años que he estado en España viviendo con mi hijo. Tuvimos una situación familiar que no se podía posponer y tuve que viajar. Sabía que tenía que volver a España a arreglar muchas cosas que tienen que ver con mi trabajo. Pero bueno, llegué acá y me encontré con un panorama completamente distinto al que se suponía que reclamaba el padre de mi hijo.

-Mencionás situaciones que te estaban acorralando en España, ¿con qué tiene que ver?

-Económicamente. Acorralándome con cuestiones que tenían que ver con mi trabajo, con cuestiones que sucedían que no tenían explicación. Y la verdad es que llegó un punto en el que me sentí muy desamparada y con miedo. Con miedo porque había ciertos mensajes, ciertas cuestiones, gente que por ahí llegaba a mi casa a traerle cosas a mi hijo sin que yo supiera quién era esa persona. Y esa persona tenía que tener acceso a cuál era la dirección exacta de mi casa y a traer cosas a decir que eran para Francisco en nombre de su padre. Y todas esas cosas me empezaron a preocupar, me empezaron a dar miedo.

-¿Cuando llegás a Argentina te sorprendiste con lo que encontraste?

-Sí, porque vi tanta insistencia. Más allá de que el padre de mi hijo dice que a él le prohibieron ver a su hijo. Cosa que es mentira, porque sucedió en un primer momento, por lo que ya sabés, por una de las causas judiciales que él tiene que afrontar. Pero eso cambió. Cuando eso cambió, en febrero, él tuvo la oportunidad e inclusive se pautaron fechas, horarios, cronogramas de visita. Tanto que yo nunca le había dicho a mi hijo o le había creado una expectativa a mi hijo de que su padre iba a ir a verlo. En principio fue para el cumpleaños y no fue. Estaba todo armado -el cronograma de visita, lugares, horarios- y directamente no fue. La próxima vez fue para Semana Santa y él adujo que no tenía pasajes para él y para sus custodios. Y la realidad es que no hubo otro intento de parte de él. Sí están las pruebas, sí está todo lo que se hizo para que él pudiera ver a su hijo y jamás lo fue a ver.

-¿Y él por qué hace esta denuncia de impedimento de contacto?

-Esta denuncia de impedimento de contacto no debería seguir adelante porque nunca hubo un impedimento de contacto. Francisco se ha comunicado dos o tres veces por semana durante todo el tiempo que su padre abandonó España, que nos dejó en España. Nunca hubo un impedimento de contacto. Si hubiese habido un impedimento de contacto, no estarían todas las pruebas: Francisco y su padre tenían estas videollamadas, intercambio de videos, intercambio de muchísimas cosas. Además, también intervino en dos oportunidades la Secretaría de Infancia y Adolescencia monitoreando esas videollamadas. Es decir, esas videollamadas siempre existieron. Y es una denuncia que no tiene razón de ser.

-En Argentina te encontrás con un panorama distinto del que imaginabas. ¿Cómo fue?

-Sí, porque imaginé que iba a tener la ayuda del padre de mi hijo, por lo menos para que mi hijo tuviera un techo. Su padre, sabiendo que en determinado momento no íbamos a tener más un techo, tampoco pagó los pasajes para que su hijo estuviera acá. Pero sí se apresuró a hacer un régimen de revinculación y de visitas que excede primero el fuero en el que está, que excede las atribuciones que se han tomado, y con la rapidez con la que lo han hecho, sin tener en cuenta cuáles son las reacciones y lo que genera eso en un niño de tres años y medio.

-Llegás a Buenos Aires y te encontrás con esta situación, que te plantean que vas a empezar una revinculación de Francisco con su papá. ¿A dónde te vas a vivir?

-Como fue un viaje de urgencia, porque era una cuestión familiar que requería mi presencia y que no podía quedarme yo sola con Francisco en España, fuimos a un Airbnb. El padre estuvo informado desde el primer momento cuál era el domicilio en donde estaba, por supuesto, su hijo y hasta qué momento íbamos a estar ahí. Se le informó a él, se le informó a la Secretaría de Infancia y Adolescencia. Jamás tomaron cartas en el asunto. El padre se hizo el desentendido. Nunca proveyó un techo para su hijo y es hasta el día de hoy que creo que su intención es sacarme a mi hijo. Y la revinculación que se ha hecho ha sido muy apresurada, en un lugar y en un fuero que no corresponde, porque no es el de familia, vulnerando todos los derechos que yo puedo tener como madre, pero sobre todo vulnerando los derechos del bienestar de Francisco.

-¿Alberto Fernández te quiere sacar la tenencia de tu hijo?

-Sí.

-¿Por qué?

-Creo que es una manera en la que él puede… Si hay alguien que ha manipulado todo esto, que me ha manipulado y que está manipulando hoy la situación con su propio hijo por su beneficio, es él. Y creo que lo que él quiere es hacerme quedar a mí como una persona que es incapaz de poder ejercer su derecho. Si en tres años y medio me dicen que Francisco no tiene una madre presente, una madre que haya hecho todo por él, que haya estado sola en otro país, que se haya quedado sin absolutamente nada… porque él desde un primer momento, cuando se vio en estas circunstancias, dejó de proveernos de cuestiones económicas, hasta que la justicia dictaminó que se tenía que dar ese porcentaje, porque él jamás lo quiso hacer. Y hoy creo que lo que está haciendo es lo mismo.

-¿Hoy dónde están viviendo?

-Hoy estamos viviendo en un departamento que logré hacer muy a las apuradas, que no son las condiciones en las que mi hijo tendría que estar viviendo. Gracias a que me ayudaron unos amigos me han prestado el dinero para que mi hijo viva ahí. Y a este hombre no le da ni siquiera el más mínimo… Él, habiendo sido un exjefe de Estado, permita y que haya sabido que su hijo tal día, tal fecha, se quedaba sin un techo y que lo dejara todo en mis manos, que lo resuelva como pueda… está tratando de vulnerarme con todo el tiempo, de atacarme para poder decir que mis capacidades para maternar no son las que deberían ser.

-Para muchas de las personas el 30 % de la jubilación de Alberto Fernández es un montón de dinero.

-Es que ese treinta por ciento que la justicia le impuso… A ver, ¿dónde están sus ganas? ¿Por qué trajo un hijo al mundo? ¿Vos traés un hijo al mundo para que venga la justicia y te saque un porcentaje de tu sueldo para que pueda vivir? ¿O traés un hijo al mundo porque le tenés amor, porque querés que se críe bien, que vaya a un buen colegio, que tenga la mejor educación, que tenga las mejores condiciones de vida, que tenga un techo seguro? ¿Un padre trae un hijo al mundo para eso o lo trae para otra cosa? ¿La justicia tendría que venir a decirte “tal porcentaje se lo tenés que entregar a tu hijo” o deberías de ser vos? ¿Traer un hijo al mundo para eso: para que sea la justicia la que te diga “mirá, no estás haciendo nada, hacé esto por lo menos”?.