La causa por la mayor tragedia sanitaria de la historia argentina sumó una declaración clave. Esta semana, ante el Juzgado Federal N°3 de La Plata —a cargo de Ernesto Kreplak— comenzó la segunda ronda de testimoniales de empleados de Laboratorios Ramallo, la planta donde se produjo el fentanilo contaminado cuya distribución, a través de HLB Pharma Group, estaría vinculada a 173 muertes de pacientes.

La primera en declarar fue una ex trabajadora del área de microbiología, cuyo relato confirma y profundiza las irregularidades ya acreditadas por dos ex empleadas que hablaron semanas atrás. La mujer no solo detalló fallas graves en los procesos de control, sino un patrón de ocultamiento deliberado, manipulación de documentación y venta de partidas que, aun con resultados bacteriológicos positivos, igual se enviaban al mercado.

Su testimonio, al que accedió Infobae, describe un funcionamiento interno marcado por la falsificación, el apuro comercial, la presión sobre el personal y maniobras explícitas para obstruir inspecciones de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Cultivos bacteriológicos acelerados y ocultamiento de resultados
La nueva testigo trabajó directamente en el área de cultivos microbiológicos, el corazón del control de esterilidad de cualquier medicamento inyectable. Explicó que el análisis debía realizarse en un plazo mínimo de 14 días, el tiempo teórico establecido para determinar crecimiento bacteriológico y descartar contaminación en una sustancia medicinal.

Pero en Ramallo —dijo— todo se hacía distinto. Agregó que la instrucción venía “desde arriba”, y detalló cómo se la justificaba internamente. Respecto de los casos en que un análisis daba positivo, relató que se repetía una segunda y una tercera prueba; pero aun así —advirtió— eso no impedía la comercialización.

También confirmó que los resultados microbiológicos que daban positivo se asentaban en cuadernos específicos, pero que desaparecían cuando había rumores de inspección.

Este último dato coincide con los mensajes internos incorporados al expediente, donde los responsables instruyen a ocultar reactivos vencidos, alterar planillas y “dibujar” resultados frente a inspecciones inminentes.

Los puntos más salientes de la declaración ante el magistrado:

-“Supuestamente después de dos semanas se podía ver un resultado, pero ellos a los tres días lo miraban. Ellos nos decían que a los tres días teníamos que mirar… pero nos decían que por protocolo era a los 14 días”.

-“Ellos me decían que (esa orden) venía desde arriba, como se tenía que vender no se podía esperar los 14 días para ver si daba positivo, y por ejemplo si daba positivo tenía que esperar otros 14 días más (…) ellos te explicaban de entrada cómo se tenía que hacer y a la vez te explicaban cómo ellos no lo hacían porque había que vender… ellos mismos te decían no hay que dejarse llevar … lo que decía un papel con la regla porque a la vez había que hacer lo que decían los rangos más altos, asi que no se respetaba al ciento por ciento lo que estaba escrito”.

-En otro pasaje de su testimonio, declaró que en caso de que una muestra dé positiva, se realizaba otro análisis, y si volvía a dar positiva, un tercero; aunque aclaró que “se sabía que se vendían igual (…) la empresa lo vendía igual, compañeros de ahí me decían eso … le pregunté una vez ‘me imagino que esto no lo deben vender’ y me dijo que no, eso se vendía igual”.

-Para finalizar, indicó que los resultados de los análisis microbiológicos que daban positivo se volcaban en determinados cuadernos. Sin embargo, después aclaró: “Esos cuadernos en su momento cuando se suponía que iba a haber inspección, no estaban…los habían guardado…para que no los vean…Esto fue a mitad de marzo, que se había alborotado todo…empezaron a esconder ciertas cosas”.

 

Fuente Infobae