En plena avalancha importadora de indumentaria, tres hermanos rosarinos que son fabricantes se desmarcaron de los colegas textiles, que se declaran acorralados por las tiendas chinas, y convirtieron a su local en la peatonal de Mar del Plata en una feria con precios muy económicos que logró reunir a 2.000 personas.

Hasta hubo gente que hizo tres horas de cola junto al Palace Garden para llevarse prendas entre $5000 y $20 mil.

El sector, ellos incluidos, arrastra una merma en las ventas que oscila el 20%, por lo que tomaron la decisión de armar una feria con precios muy económicos, mediante la oferta de bolsas con productos de otras temporadas o segunda selección como hacen los chinos.

Aunque se apellidan Avigliano, bautizaron Bond, como James, el agente británico 007, a la marca de ropa exclusiva para hombres entre 17 y 40 años que manufacturan desde 2014. Sin embargo, no se inspiraron en el legendario personaje cinematográfico, sino que confiesan haber hecho foco en lo que se hace afuera, fundamentalmente en Europa, desde siempre.

De entrada se enfocaron en la demanda de ropa exclusiva para hombres de entre 17 y 40 años para concentrarse en un nicho que les permitiera crear un producto propio, empezando por sentirse primero que nada identificados ellos, que también transitaban esa franja etárea.

Empezaron con ropa sencilla, como las remeras, y luego fueron ampliando la fabricación con los jeanes, y las camisas. Y decidieon viajar a la Feria de Cantón, en China, para tomar nota de cómo hacen en cuanto al uso de tecnología y procesos. “Ellos son unos relojitos, muy eficaces, si nosotros hacemos una remera ellos en el mismo tiempo hacen diez”, reconocieron.

Prefirieron asumir esa realidad a quedarse en la legítima queja general de los empresarios textiles respecto de la penetración china, lo que no significa que no sufran la competencia que goza de reglas de juego privilegiadas, como no tener que pagar impuestos como los locales.

Los Avigliano se dedicaron a fabricar prendas tanto para el día como para la noche, segmento este último que consiguió una gran demanda entre sus clientes. Fueron a lo seguro: colores neutros, más bien tirando al oscuro, y un diseño pensado también para la noche, que fue la percepción que hicieron de las preferencias del público que va a sus locales.

Comprobaron que los que salen de noche rotan mucho de indumentaria y apuntaron.

En su planta se producen entre 10 y 15 mil prendas mensuales. Y van por la duplicación de ese espacio: alquilaron un terreno lindero, con el que pasarán de 600 m2 al doble. De modo que contarán con más espacio para diseño, corte y moldería, así como para los depósitos, donde planean una atención de calidad para los grandes clientes.

Es que su negocio no pasa por remarcar stocks, sino por vender lo que se hace y hacer lo que se vende.

Procesos como el lavado, las estampas y las costuras son tercerizados. Trabajan en forma directa unas 25 personas e indirectamente, unas 80.

El primer local que abrieron en Rosario aún está en calle Mendoza al 4000 y en un año inauguraron el segundo en la esquina de Rioja y Balcarce. Y sumaron un tercero, de modo que colocan en la ciudad el 50% de la producción. Al mismo tiempo aprovecharon al máximo la interacción con el público en redes, como Instagram, donde reunieron más de 248 mil seguidores, lo que les permite manejar un activo comercio online.

El resto lo venden como mayoristas, con presencia en locales multimarcas de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, San Juan, Santa Fe y también en la costa atlántica.