La inflación de abril fue del 8,8% y finalmente volvió a situarse en un dígito, la primera desde octubre del año pasado (8,3%), lo que fue celebrado por el Gobierno de Javier Milei que ahora tiene expectativas de que la de mayo sea aún menor.
El 2023 terminó con el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en alza, con un 12,8% en noviembre y un 25,5% en diciembre. Y en enero siguió alta por la devaluación que realizó el presidente libertario al asumir, pero comenzó a bajar: ese mes fue del 20,6%, en febrero descendió a 13,2 y en marzo llegó a 11%.
Con el aumento del 8,8% de abril con respecto a marzo, la variación de precios en el primer cuatrimestre de 2023 es del 65%. La interanual, en tanto, alcanzó el 289,4%.
La noticia fue celebrada también en el Palacio de Hacienda que puso el foco en la inflación núcleo, que fue del 6,3% “el dato más bajo desde enero de 2023”.
La inflación núcleo no tiene en cuenta, entre otras cosas, las variaciones estacionales ni los precios de los servicios públicos (regulados), por lo cual no le afectan el reacomodamiento de los precios relativos en los servicios de luz, gas y agua, que además en mayo fueron pospuestos para más adelante. Con lo cual, también se espera que en mayo se consolide la baja del índice, veremos en cuánto más.
Algo de esto venía anticipando el ministro de Economía, Luis Caputo, en los relevamientos propios y preliminares que hacen desde Hacienda, ya que hace 15 días, en un encuentro con la Fundación Mediterránea, dijo que “este mes la inflación núcleo va a sorprender a más de uno” y que la baja iba a continuar en mayo.
Pero al observar las divisiones, podemos comprender mejor por qué el Gobierno busca “subirle el precio” a la inflación núcleo.
La división de mayor aumento en el mes fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (35,6%), debido a los incrementos en las tarifas. Le siguieron Comunicación (14,2%), por las subas en servicios de telefonía e internet, y Prendas de vestir y calzado (9,6%), por cambios de temporada. Por último por encima del índice general quedó Salud (9,1%), con el conflicto en medio de las prepagas.
Por el contrario, rubros que venían “pasados” con la inflación pegaron un freno fuerte en abril también víctimas de la caída del consumo y de lo perecedero de sus bienes. Bebidas alcohólicas y tabaco (5,5%), Bienes y servicios varios (5,7%) y Alimentos y bebidas no alcohólicas con una variación del 6%. Por el peso específico de los rubros de alimentación dentro del índice hizo un buen contrapeso con el fuerte aumento de las tarifas. Por encima de la inflación nacional también estuvo Educación, con el 8,6%. Por debajo de ese nivel quedaron Restaurantes y hoteles (7,3%), Recreación y cultura (7,1%), Equipamiento y mantenimiento del hogar (6,5%), todos rubros impactados por la recesión, el freno de la economía y un menor poder adquisitivo general.
Transporte subió 6,3% y fue uno de los rubros que pospuso los aumentos en sus tarifas. En lo que va del año, la división que más aumentó fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (110,5%), seguida por Comunicación (106,5%). Dos rubros con fuertes desregulaciones y actualizaciones de precios.
En lo que respecta a alimentos y bebidas, a diferencia de otros meses, no hubo tanta volatilidad en las variaciones de precios en general. Las mayores subas y bajas se dieron en productos estacionales como el tomate redondo por kilo, que aumentó un 72%, o la lechuga que bajó un 26,6%.
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Las divisiones con mayor incidencia fueron Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (35,6%) en las regiones de GBA, Cuyo y Patagonia.
Siguen Alimentos y bebidas no alcohólicas (6%) en las demás regiones, donde se destacaron Carnes y derivados; Leche, productos lácteos y huevos; y Verduras, tubérculos y legumbres.
Desde el Palacio de Hacienda comentaron que “la fuerte desaceleración en los últimos meses se sustenta en el programa económico implementado en diciembre, cuyos pilares son el equilibrio fiscal, el saneamiento de la hoja de balance del BCRA y la implementación de medidas de desregulación y reducción de costos para el sector privado”.
> $828 mil para no ser pobre
La canasta básica subió 7,1% en abril, por debajo de la inflación, y una familia necesitó $828.158 para no ser pobre, informó el Indec. Además, la canasta alimentaria creció 4,2% y se necesitaron $373.044 para no ser indigente.