Ante el proceso de desaceleración de la inflación –con tasas que apuntan al 2% mensual– y las condiciones más exigentes en materia de competitividad que enfrenta el sector privado, la Secretaría de Trabajo está tratando de convencer a los sindicatos de que moderen sus demandas y que los acuerdos paritarios se realicen por empresas, según señalaron fuentes gubernamentales a Ámbito.

En este sentido, en el Gobierno fue bien recibido el acuerdo que finalmente cerraron los camioneros, consistente en subas de 2,2% para diciembre, 1,8% para enero y 1,5% para febrero.

Con esta suerte de “caso testigo”, en la Secretaría de Trabajo creen que para marzo los aumentos salariales se convalidarán en torno a 1%. Este indicador pretende servir de referencia para las próximas negociaciones.

Básicamente, el temor que resuena en pasillos oficiales es que si se cierran acuerdos por encima de esa pauta, luego habrá un traslado a precios que trastocará el objetivo de mantener a raya la inflación y complicará, además, el esquema de costos de las empresas, que necesitan mejorar su actividad tras un año recesivo. “Hoy los salarios son buenos, lo que hay son precios caros o altos impuestos”, repiten en el Ejecutivo.

También plantean que las discusiones paritarias deberían darse de forma individual con las empresas, lo cual podría elevar la conflictividad con los gremios porque así se les quitaría poder de fuego a la hora negociar mejoras en los salarios.

Pero eso no es todo. Acompañado del debate por los sueldos, la secretaría de Trabajo, dependiente de Capital Humano, también quiere proponer en 2025 la revisión de los convenios colectivos de trabajo porque considera que es una forma de mejorar la productividad de las empresas. “Nadie va a obligar a revisarlos, pero si se quieren discutir salarios habrá que verlos”, deslizó una fuente oficial.